Cristián Castro - La Tercera
30 / 11 / 2020
Luces y sombras de un futbolista con hazañas indiscutibles en la cancha, pero con muchas incoherencias fuera de ella. ¿Cómo se convirtió en ídolo? Desde la mirada de la historia y el psicoanálisis especialistas entregan pistas para entender al que fuera reconocido en su país como el “nuevo San Martín”.
El masivo velatorio de Diego Armando Maradona en la Casa Rosada, sede el gobierno argentino, deja en claro que el futbolista era considerado mucho más que solo una figura relevante dentro de la cancha.
Fuera del campo de juego, los hinchas, no sólo en Argentina, lo situaron en la categoría de ídolo. Una devoción que llegó incluso a que se formara la llamada iglesia Maradoniana, que comenzó hace 8 años como una ironía, pero ya cuenta con más 50 mil aficionados en todo el mundo (algunos hablan que son más de 500 mil).
Para entender, hay que partir por tener en cuenta que Maradona es querido apasionadamente por el pueblo argentino. Y ese ‘amor’ nace por lo que hizo como jugador de fútbol, entre 1978 y 1997, explica el historiador argentino Pablo Lacoste, académico de la Universidad de Santiago. Muy particularmente en dos partidos: Argentina-Inglaterra (Mundial México 1986) y Argentina-Brasil (Mundial Italia 1990).
El partido con Inglaterra estuvo lleno de simbolismo. Lo que incluso sobrepasó los 90 minutos de juego. Lacoste destaca que en Argentina se vivió como la revancha directa por la guerra de Las Malvinas, “allí no había límite de jugadores por bando ni de tecnología militar”.
En el conflicto por Las Malvinas, explica el historiador, los ingleses pusieron su poderosa flota y la superioridad tecnológica fue incontrastable. “Incluyendo un submarino nuclear y aviones que podían despegar en vertical. Ganó el imperio británico esa guerra asimétrica”.
Pero todo eso cambió en México en 1986. Eran once contra once. La cancha quedaba igualada. Y Maradona, ‘el Diego’, logró ganarles a los ingleses. Tal como Lacoste recuerda: “Con sus dos goles, Argentina venció y eliminó del Mundial a ‘la pérfida Albion’, al orgulloso imperio que había sometido a un cuarto de la humanidad bajo su dominio durante varios siglos”.
Cristián Castro, director de la Escuela de Historia UDP agrega que la figura del futbolista trascendió los limites de su profesión. Se instaló en el imaginario mundial, en momentos en que los avances de la tecnología permitieron que su nombre llegará a los lugares más remotos del orbe. “En los 80, Maradona se transformó en sinónimo de fútbol, de Argentina e incluso de Sudamérica”, resalta.
Después del partido con Inglaterra, Argentina estuvo en silencio un mes. Fue literal, señala Lacoste. Nadie podía hablar. “Todos afónicos después de gritar como nunca los dos goles de Maradona a los ingleses. Y cantar, y saltar y festejar”.
Maradona fue así, el nuevo San Martín. “El líder que llevó a la Argentina a derrotar al imperio”, dice Lacoste.
Y eso no fue todo. Luego vino Italia al inicio de la década de los 90. “Todavía se recuerda hoy en Argentina que el último superclásico de América se jugó en 1990, con victoria argentina sobre Brasil gracias al increíble pase que Maradona le dio a Caniggia para convertir el único gol del encuentro”, señala Lacoste.
Ese partido se jugó casi todo el tiempo dentro del área de Argentina. No el campo argentino; aclara Lacoste. Pese a que Brasil fue muy superior todo el partido y mereció ganar por goleada; dice el historiador “finalmente ganó Argentina por la genialidad de Maradona que, jugando lesionado, en una sola pierna, logró lo imposible”.
“‘Brasil, decime qué se siente, tener en casa a tu papá; desde Italia estás llorando hasta hoy’, es la canción de guerra que Argentina canta en todos los mundiales. Pasaron décadas; y pasarán siglos. Pero esos partidos no se podrán borrar nunca del alma argentina”, asegura Lacoste.
Los logros futbolísticos son indiscutibles. ¿Pero cómo pasa ese triunfo a convertirlo en una figura idolatrada? Para el presidente de la Sociedad Chilena de Psicoanálisis ICHPA, Lucio Gutiérrez, Maradona pone de relieve un fenómeno grupal de cualidades mágico-religiosas que acompaña al fútbol desde sus inicios.
El psicoanalista Enrique Pichon-Rivière se refería al fútbol que tiene algo de ‘magia y algo de catarsis’. Si seguimos esta idea, dice Gutiérrez, si el fútbol tiene un elemento mágico en torno al cumplimiento de deseos de la masa, “Maradona representa uno de sus mesías y su redentor”.
Esa figura y significado son producto de una sumatoria de factores involucrados. Entre ellos el innegable talento de Maradona. También los modos cómo movilizaba a la masa de espectadores recuperando en la cancha a la figura del líder carismático y el héroe atribulado.