Flujos internacionales, política migratoria y regiones

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22 / 05 / 2018

Los datos entregados por el INE hace un par de semanas sobre la población nacida en el exterior refuerza el argumento que estamos en un momento migratorio sin precedentes en el país. En abril del 2017, fecha del censo, estaban en Chile poco menos de 800 mil personas nacidas en el extranjero, representando un 4,5% de la población total del país. En términos relativos este porcentaje es solo comparable a 1907, año culmine de la migración de ultramar al país. Los gobiernos chilenos desde el año 2000 a la fecha solo han reaccionado a la migración proponiendo leyes que, por una parte, no son adaptables a la rapidez con la que cambia el fenómeno migratorio, y por otra que no reflejan los múltiples aspectos que son afectados e influidos por las migraciones recientes; dos aspectos directamente relacionados son la distribución espacial de la migración y la dinámica de la población chilena. Es decir, cuáles son los efectos de la migración en la regiones chilenas en la población de origen y como la política migratoria da cuenta de esos efectos.

La migración reciente presenta, hasta ahora, una concentración mayor que la población total del país: mientras un 40% de la población se concentra en la Región Metropolitana, un 62% de los nacidos en el exterior viven ahí. Dependiendo del país, esto es aún más: de los siete principales países de origen, más del 80% de venezolanos y haitianos se concentran en esta región, junto con 75% de peruanos, 61% de ecuatorianos, 58% de colombianos y 45% de argentinos. El único grupo que no se concentra en la Región Metropolitana son los bolivianos (19%).

Por otra parte, vemos que la población chilena no se traslada mucho. En promedio el 81% de quienes vivían en cada una de las regiones del país, ya residían ahí hace cinco años. Del 19% restante, 8% no habían nacido, 7,5% y un 2,1% vivían en otro país.

A pesar de esta concentración, vemos una incipiente distribución de la migración hacia el resto de las regiones del país. En todas las regiones la migración internacional neta, es decir, la diferencia entre los extranjeros que llegan y los que se van, es positiva. No así la migración neta interna, es decir, los chilenos que se mueven de una región a otra. Antofagasta, la Región Metropolitana, y las regiones desde el Bío Bío al sur todas tienen una migración interna neta negativa, es decir están perdiendo población debido a la emigración. El resto de las regiones, con excepción de Arica y Tarapacá, todas tienen una migración interna neta decreciente. Si a esto le sumamos que la fecundidad de cada región es en todas las regiones menor a la tasa de fecundidad de reemplazo, vemos que la población de las regiones puede empezar a disminuir. Y si no fuera por la llegada de inmigrantes del extranjero esto ya estaría pronto a ocurrir. Veamos el Bío Bío como ejemplo. De acuerdo a las estimaciones del INE, para el 2020 esta región estaría perdiendo 2352 personas al año, las cuales han hecho que el crecimiento poblacional de la región disminuya significativamente en los últimos 10 años. Solo el aporte de casi 1.100 migrantes internacionales al año hacen que el crecimiento total de la población haya caído solo 2 puntos, de 7,04 a 5,16 personas por cada mil habitantes, entre 2010 y 2020.

Esta situación se repite en la mitad de las regiones del país. En todas, la migración internacional aporta a disminuir el efecto de pérdida de población producido por la emigración interna y por la baja en la fecundidad. El problema, sin embargo, es que la actual legislación migratoria actualmente en discusión no toma en cuenta estos efectos, no considera como influye la migración internacional en la dinámica poblacional de las regiones.

Diseñar una ley migratoria, es decir una normativa que regule la entrega de visas, no es lo mismo que diseñar una política migratoria. Falta pensar y diseñar una política migratoria y de población para los próximos 50 años que considere también, el efecto que tiene la migración internacional en las regiones, este análisis es solo un ejemplo de esto.

Leer en el Mercurio de Valparaíso