Después del domingo 16 de mayo, Chile comenzó a escribir un nuevo capítulo de su historia.
Las elecciones a candidatos constituyentes del fin de semana, históricas en muchos aspectos, dejan unos resultados inesperados que nadie pudo vaticinar, y que van contra todos los análisis de los expertos en ciencia política del país.
Los candidatos independientes se impusieron ampliamente y fueron la gran sorpresa de la noche, al lograr 48 de los 155 escaños de la Convención y alcanzar casi un tercio de la composición del órgano destinado a escribir una nueva Constitución que reemplace el texto heredado de la dictadura de Augusto Pinochet. Para muchos chilenos, en esa herencia reside el origen de todos los males y de la profunda desigualdad que castiga al país.
En el otro lado de la moneda, la derrota de los partidos tradicionales y, especialmente de la coalición gobernante, es más que patente cuando a pesar de presentarse unida en un sistema electoral que favorece listas y partidos, no consiguió el 30% de los votos que necesitaba para bloquear iniciativas en la Carta Magna y recoge un pobre 20,56% de los votos.
Piñera acepta que su Gobierno no está “sintonizando con las demandas” de la ciudadanía
Un visiblemente golpeado presidente Sebastián Piñera aparecía en la noche del domingo acompañado de todo su equipo y, con expresión sempiterna, entonaba un inusual ‘mea culpa’ al señalar que “en estas elecciones la ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje al Gobierno y a todas las fuerzas políticas tradicionales. No estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía. Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y nuevos liderazgos”, expresó el político, que no se caracteriza propiamente por su autocrítica.
“Este fuerte y claro mensaje nos exige una profunda reflexión al Gobierno y también a todas las fuerzas políticas tradicionales”, añadió.
También la oposición de izquierda, que se presentó a las elecciones en varias listas dispersas, se vio golpeada, especialmente la centroizquierda, con partidos tradicionales del espectro político chileno como la Democracia Cristiana, que recibió tan solo dos escaños.
La lista del Apruebo, la antigua concertación que gobernó el país durante varias décadas, también obtuvo un bajo porcentaje de votos.
“Se suponía que el Gobierno iba a tener 52 escaños y quedó muy lejos de eso”, no logró un tercio y por tanto “no está en condiciones de impedir que se produzcan cambios, o que los sectores de izquierda puedan introducir artículos en el caso de que puedan llegar a acuerdos”, dijo a France 24 Marcelo Mella, analista político y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago (USACH), apuntando a dos factores clave: la necesidad de que las propuestas y el texto de la Convención se aprueben por el amplio quórum de 2/3 y la incapacidad que han mostrado durante esta legislatura las distintas y fraccionadas fuerzas de la izquierda chilena, incapaces de llegar a acuerdos en lo fundamental.
La primera chance en términos del control del espacio constituyente la tienen los sectores de la izquierda “si es que estos logran cooperación y coordinación en el debate constitucional”.
Llamó la atención que un partido completamente independiente y en el sector de la izquierda más extrema, la Lista del Pueblo, se hiciera con 24 escaños, entre ellos la famosa ‘Tia Pikachu‘ que aparecía con frecuencia en las manifestaciones durante el estallido social de 2019 y con posterioridad.