Un pueblo impredecible: la incertidumbre sobre los electores que definieron al futuro presidente

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20 / 12 / 2017

Claudio Fuentes, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.

En primera vuelta la sorpresa fue la consolidación del Frente Amplio en el Congreso y la alta votación de Beatriz Sánchez. Se interpretaba, días después, que la ciudadanía quería continuidad en las reformas, pero el 17 de diciembre la novedad fue en sentido contrario, dando una holgada victoria a Sebastián Piñera. Pero aún no se sabe quiénes son, en concreto, estos votantes fantasmas.

Los perdedores directos de la elección presidencial, como también los otros representantes del sector progresista de la política de nuestro país, aún buscan explicaciones y culpables para la derrota sufrida el pasado domingo.

En el comando de Alejandro Guillier la preocupación previa al 17 de diciembre y también durante las horas en que se desarrollaron las votaciones, era la abstención. Pero contrario a los pronósticos, la concurrencia aumentó en 331 mil y en lugar de inclinarse por la opción oficialista favorecieron en su mayoría al candidato de Chile Vamos.

De esta forma el electorado dio una sorpresa el domingo pasado. Sumando esto a lo ocurrido el 19 de noviembre, cuando desobedeciendo a cualquier proyección, gran parte de los ciudadanos respaldaron a la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, como también a muchos de los ahora 21 parlamentarios electos del nuevo conglomerado. Son dos sorpresas en el mismo el proceso eleccionario de este año.

Aunque las novedades fueron en distintos sentidos. Los electores impulsaron la consolidación del Frente Amplio y se hablaba de que la ciudadanía quería más reformas, pero el balotaje confirmó como próximo presidente a Sebastián Piñera, algo que deja muestras de que estamos frente a un pueblo impredecible frente a las elecciones, del que probablemente a pocos días de los resultados no se pueda decir algo certero, pero sí da para interpretaciones.

El cientista político Kenneth Bunker, estima que el votante no es impredecible, que los números demuestran que claramente se inclinarían por Sebastián Piñera pero que, debido a las encuestas, existe una sensación de sorpresa.

“Lo que causa esa sensación de votantes impredecibles son las encuestas, las formas en que tratamos de interpretar la realidad. En ese sentido, los votantes del Frente Amplio claramente iban a votar por alguien del Frente Amplio, pero nosotros no supimos identificarlos mediante las herramientas que tenemos”, señaló.

Según el especialista, los votantes que se sumaron recién en segunda vuelta corresponden a un voto duro del presidente electo y que llegaron gracias a la técnica del 10  + 3, lo que significa que por cada diez electores que tuvo Piñera en primera vuelta llevó tres más para la segunda, algo que no habría realizado Alejandro Guillier, por lo mismo él no mostró crecimiento.

Bunker plantea que no hay un votante impredecible y que son las encuestas las que crearon falsas expectativas. En contraste, el cientista político de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, sostiene que  sí se podía tener certeza respecto de quienes se inclinaron por Alejandro Guillier, tal como ocurrió el pasado domingo, pero respecto de los nuevos electores existe una nebulosa aún por la falta de datos.

“Hubo claramente un record histórico de votación hacia la derecha, pero aún no sabemos por qué sucede. No sabemos si son sectores moderados de centro que fueron a votar por Piñera o son nuevos electores. Aún es demasiado temprano para saber qué pasó, no sabemos si es votante joven, si son demócrata cristianos que se pasaron a Piñera. Podemos hacer bastantes hipótesis sobre el tema”, manifestó.

La derecha obtuvo una votación histórica para su sector, lograron movilizar a personas quienes por motivaciones aún inciertas acudió a las urnas el 17 de diciembre. De todas formas, Claudio Fuentes considera que los votantes que acudieron no son significativos políticamente más allá de dar el triunfo en la segunda vuelta.

El especialista plantea que la victoria de Sebastián Piñera instala otro imaginario: que el ciudadano chileno querría girar a la derecha,  o retrotraer las reformas, pero esto igual sería ilusorio, puesto que hay un segmento importante que respaldó las reformas, pero por sobre todo, un alto nivel de abstención.

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