Sol de invierno: la fría acogida a las intenciones presidenciales de Elizalde y Pacheco

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09 / 06 / 2018

Faltan cuatro años, pero, a pesar de eso, Elizalde no es la única carta que comienza a barajarse sigilosamente en el PS como posible alternativa con miras a las presidenciables, también está sobre la mesa el nombre del ex ministro de Energía, Máximo Pacheco.  Ninguno de los dos desata pasiones en el socialismo, hay mucha crítica interna a que sus respectivos sectores estén pensando en levantarlos como abanderados, en vez de ocupar este tiempo en lo que realmente necesita la colectividad: arreglar sus problemas internos y no seguir escondiéndolos bajo la alfombra.

La jugada maestra de los diputados del PS Leonardo Soto y Manuel Monsalve al recurrir en tres casos puntuales a la Contraloría, con lo que pusieron de cabeza al gobierno de Sebastián Piñera, permitió al partido ponerse a la delantera de la oposición y desde ahí, intentar un esbozo de articulación, una estrategia de la cual el timonel Álvaro Elizalde no fue el gestor, pero a la que sí ha sabido subirse al carro y hacerla propia. Pero esta apuesta ha generado un efecto interno no menor, ya que se instaló como una cortina que ha cubierto este tiempo todos los problemas de conducción política y las tensiones que hay en el Partido Socialista, que están lejos de ser solucionadas y que solo se han escondido debajo de la alfombra.

A diferencia de lo que sucedía hace antes de  las elecciones parlamentarias de noviembre, Elizalde hoy posee una cuenta corriente que lo deja caminar en paz en el partido ubicado en calle París, por haber logrado salir electo como senador en la VII Región, una campaña que todos daban por perdida. Sus cercanos destacan que el PS hoy goza de algo que pocos en la ex Nueva Mayoría pueden lucir, una bancada parlamentaria contundente, la más extensa de la ex coalición, elementos que le dan al timonel -agregaron- un piso político suficiente para neutralizar a quienes le tenían jurado cobrarle la factura política por haber sido el artífice de que el socialismo se matriculara el año pasado con la candidatura presidencial de Alejandro Guillier y le diera la espalda a Ricardo Lagos.

Pero como dicen en el PS, Elizalde siempre se pasa de revoluciones y ese piso político lo ha entendido como la base para levantarse como presidenciable del partido, para lo cual -insistieron- ya tiene un diseño y un equipo trabajando. En varios círculos socialistas ha sido comentario obligado la última semana una expresión que tuvo el timonel del partido el sábado 2 de junio mientras observó el juramento de líder del PSOE, Pedro Sánchez, como nuevo presidente del gobierno español en reemplazo de Mariano Rajoy: “es alto, es joven, es socialista igual que yo”, habría sentenciado el senador.

Faltan cuatro años, pero a pesar de eso, Elizalde no es la única carta que comienzan a barajarse sigilosamente en el PS como posible alternativa con miras a las presidenciables, también esta sobre la mesa el nombre del ex ministro de Energía, Máximo Pacheco.

Ninguno de los dos nombres desata pasiones en el PS, hay mucha crítica interna a que sus respectivos sectores estén pensando en levantarlos como  abanderados, cuando todos deberían estar enfocados en solucionar los problemas del socialismo: su falta de conducción política, la ausencia de una ruta política, un proyecto a largo plazo.

Aún así, a la hora de hablar de Elizalde  son más los defectos que las virtudes los que sacan a colación en la colectividad,  pensando en las capacidades políticas que se necesitan para pensar en liderar un país, más aún cuando desde el año pasado se le ha cuestionado fu falta de liderazgo en la colectividad.

Al interior del PS piden a ambos, Elizalde y Pacheco, poner los pies sobre la tierra para aclarar que la centro izquierda no estaba acostumbrada a trabajar fuera de un conglomerado y sin figuras a las cuales aferrarse, por lo que generar un relato socialista creíble y atrayente será una tarea no menor y que, al día de hoy, nadie ha sido capaz de hacer.

No son pocos los que al hablar del ex vocero de Bachelet esbozan una leve sonrisa irónica, pero al compararlo con Pacheco, algunos le conceden que “al menos ha ganado elecciones”. Hay quienes dudan que la plataforma de la presidencia del partido le sirva a Elizalde para plantear desde ahí una posible candidatura: “hoy en día ser presidente de un partido trae consigo también peso negativo en la opinión pública, independiente del liderazgo, existe una carga negativa”, advirtieron en el socialismo.

La manera de tratar de capitalizar para sí la audacia política de los diputados de recurrir a la Contraloría, no ha sido visto con buenos ojos en la bancada y desde un sector del partido se acusa a Elizalde de “aprovecharse” y “vestirse” con una estrategia que, incluso, en un principio no compartió. Este tipo de hechos alimentan las críticas internas al timonel por su “liderazgo personalista” y motivó la instrucción interna de referirse a las acciones del partido poniendo el foco en “la bancada PS”, ya que ésta tendría una mejor evaluación pública que cualquier nombre propio del socialismo hoy, según arrojan sondeos realizados por la colectividad.

Si bien se le reconoce la capacidad para establecer espacios de colaboración interna, el gran problema de Elizalde, apuntan, “radica en su inseguridad, en que está siempre viendo complots en su contra” y que “en su forma de opinar, sigue siendo vocero, deja a todos un poco contentos”, señaló un diputado socialista. Durante una de las reuniones estratégicas para ver cómo actuar en torno al caso de las narco-redes en la Municipalidad de San Ramón, luego de la intervención del senador, se escuchó un par de militantes lamentarse señalando que su discurso tenía más bien propósitos relacionados a su cargo de senador que a su rol como presidente del PS.

Entre los adversarios internos a la conducción de Elizalde aseguran que el secretario general, Andrés Santander es quien realmente conduce el partido, él es “el poder en las sombras”, algo que saca ronchas ya que no es una figura respetada internamente.

Factor Máximo

El caso del ex ministro Pacheco tiene consideraciones totalmente diferentes. Su poco conocimiento a nivel nacional, su perfil tecnócrata y su imagen aún relacionada a la derrota del ex Presidente Lagos son argumentos que se esgrimen internamente en el PS apenas se consulta por su figura. Si bien no lo descartan de buenas a primeras, no le juega a favor su escasa vida partidista, su “falta contacto con las bases PS”, lo que lo hace comenzar en una cancha desfavorable sus pretensiones ya oficializadas.

De todas formas, cuentan desde un inicio con un patrocinante no menor y que da cuenta que, poco a poco, se comienzan a tomar posiciones internas en el PS. Se trata del ex diputado y ex timonel,  Osvaldo Andrade, quien en una entrevista en revista Que Pasa, el 22 de febrero del 2018, no dudó en señalar que “el gobierno de Piñera no será un buen gobierno, él no ha cambiado su fisonomía: él es todo. Nosotros debemos sacar un liderazgo, no estamos para sacar a un improvisado en los últimos seis meses. Yo planteo ahora a Máximo Pacheco, por qué no. A los caballos hay que hacerlos correr, y en la carrera vamos viendo si da o no da”. Todo indica que el ex parlamentario no ha cambiado de opinión.

Si bien desde el círculo cercano a Elizalde han ninguneado constantemente la figura de Pacheco a través de la recurrente frase “quien lo conoce”, existe un lote partidista que sí ve en él -al igual que Andrade- una posibilidad real. Dicen que ha demostrado en este tiempo que “es capaz de convocar” y ponen como ejemplo la presentación de su libro “Revolución energética en Chile”, una ocasión que convocó a lo más graneado de la elite política y empresarial, con la sede del Congreso en Santiago repleta, con invitados que oscilaron desde  Bachelet hasta el diputado del Frente Amplio (MA), Gabriel Boric.

En el PS reconocen que Pacheco “está haciendo la pega, el camino largo”, que asiste constantemente a las citas los lunes en la Fundación Igualdad y que ha participado en todos los plenos del Comité Central. Aunque algunos lo acusan de poco manejo político, su postura en contra de la participación de personeros de la colectividad en las comisiones del gobierno fue tomado desde la Convergencia, como un gesto de alineamiento tras la diputada y presidenta de la Cámara, Maya Fernández, quien en ese momento estaba en el foco de las críticas por rechazar la invitación de La Moneda.

Desde la Convergencia aseguraron que Pacheco “tiene autonomía financiera, demostró capacidad de gestión desde el aparato estatal” y acuñó la frase de que “la izquierda no volverá a gobernar a menos que se preocupe del crecimiento”.

Al interior del PS piden a ambos, Elizalde y Pacheco, poner los pies sobre la tierra para aclarar que la centro izquierda no estaba acostumbrada a trabajar fuera de un conglomerado y sin figuras a las cuales aferrarse, por lo que generar un relato socialista creíble y atrayente será una tarea no menor y que, al día de hoy, nadie ha sido capaz de hacer.

Puertas adentro

Hoy en el PS la mesa directiva tiene representantes de la Nueva Izquierda de Camilo Escalona, los Terceristas de Elizalde, la Renovación de José Miguel Insulza, las Grandes Alamedas de Isabel Allende y el denominado “colectivo Melo”, de Sadi Melo y su familia, un acuerdo político que se creó para las internas del partido para dar gobernabilidad a la siguiente conducción, después de la cuestionada gestión de la senadora Allende.

En la otra verada del PS se encuentra la Convergencia, de la diputada Maya Fernández y Osvaldo Andrade, entre otros y la Izquierda Socialista de Fernando Atria y el alcalde de Independencia Gonzalo Durán, que si bien no tienen problemas para trabajar en conjunto, las diferencias radican principalmente en cómo se está llevando a cabo la conducción del partido.

Existen también los “lobos solitarios”, entre ellos están los  diputados Juan Luis Castro y Marcelo Diaz. Ambos sacan ronchas internas cada cierto tiempo, porque  los acusan de tener agenda propia y no respetar los acuerdos, en particular el ex ministro a quien señalan que busca acomodar sus intereses primero, como ha sucedido con reuniones que ha sostenido con personeros de gobierno en La Moneda, sin que sepan en el PS y de las cuales se enteran internamente, por el propio Ejecutivo.

En el caso del diputado Castro, su actuar durante el gobierno de Bachelet fue la gota que rebasó el vaso para varios, por sus contantes cuestionamientos a la familia de la ex Mandataria y de la cual toda la entonces Nueva Mayoría sabia que tenía que evitar pronunciarse. Eso le valió el mote de “el mejor vocero de la oposición”.

La soledad de Bachelet

Hablar de la ex Presidenta al interior del PS no es cómodo, su nombre ya no fluye como en algún momento lo hizo, la relación hoy es “fría y distante”, lo que refleja el vínculo que siempre tuvo con la colectividad como candidata como de Mandataria.

Como es su costumbre, sin dar muchas luces, Bachelet está enfocada a levantar en estos momentos su fundación desde la que espera poder defender “su legado”, uno que día a día el actual gobierno de Sebastián Piñera machaca cotidianamente y que no encuentra la defensa corporativa de quienes conformaron la coalición oficialista.

En el PS cuando se les comenta de la instalación o aterrizaje de la ex Presidenta ponen el freno para apuntar que aquellos son conceptos apresurados, que “sólo porque se hizo presente previo a la cuenta pública, no puede considerarse un rearme”. El partido hablan de una lejanía con su figura política, aunque algunos esbozan la posibilidad de levantarla como candidata a senadora en cuatro años.

Pero el bacheletismo tiene una chance. El cientista político de la UDP, Claudio Fuentes, a través de su cuenta de twiter postuló a la ex vocera Paula Narváez como posible carta para las próximas presidenciales, idea que encontró apoyo entre sus seguidores en redes sociales. En el PS reconocen un potencial en su figura, dicen estar seguros que va a cumplir un rol, que su actuar como ministra ha sido bien evaluada y generó varias simpatías políticas por su forma de llevar a cabo sus tareas al interior de la administración.

Si bien su nombre no molesta al interior del PS, para otros es “solo un volador de luces” y apuntan a que la estrategia es posicionarla como candidata a senadora por la Región de Los Lagos. En el entorno de Narváez, afirmaron que la ex ministra tiene candidato y ese es Pacheco.

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