“Ningún candidato logró colocar en el debate una idea fuerza clara de la cual estemos hablando hoy”

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02 / 10 / 2017

Claudio Fuentes, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.
Claudio Fuentes, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.

Sin sorpresas. Esa es la conclusión del cientista político Claudio Fuentes al momento de repasar las fortalezas y debilidades del primer debate presidencial en el que participaron todos los candidatos a La Moneda.

El también académico de la escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, considera que en la cita -desarrollada el jueves en el Salón de Honor del Congreso Nacional y organizada por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP)- “cada uno de los actores fue a cumplir su rol, bastante esperable por lo demás, y la verdad no creo que vaya a tener mucho impacto. Insisto, no hubo sorpresas, ni propuestas ni tampoco profundización en algunos de los temas centrales”.

– ¿El formato no ayudó, o esta falta de profundización obedece justamente a que hubiera 8 presidenciables en el pódium?

– Más que el formato, que no lo encuentro malo, ya que con las interpelaciones se anima un poco, tuvo que ver con el tipo de preguntas. Fueron preguntas bastante estándar, esperables, muy generales más que específicas. Creo que las preguntas de los periodistas no ayudaron mucho a generar una tensión en el tipo de interrogantes que se hacían. Las tensiones vinieron más bien por las interpelaciones de Marco Enríquez-Ominami y en algún minuto de José Antonio Kast. Pero, además, mi problema con todos los debates, y esto es en general, es que como en Chile no se hacen debates temáticos, se hablan puras generalidades y no se profundiza en ningún tema. Si hubiera un debate sobre economía podríamos tener la posibilidad de profundizar. En este encuentro quizás cobró más relevancia el tema regional, pero tampoco se avanzó mucho en propuestas concretas, en discusiones, en distinguir la posición de uno con otro, y eso, claramente, no sucedió.

– Candidato por candidato, ¿cuál salió mejor parado?

– Creo que Marco Enríquez-Ominami utilizó la interpelación muy inteligentemente, porque en este tipo de debate, cuando tienes poco tiempo y tienes la capacidad de hacer interpelación, debes utilizarla y yo creo que él rápidamente entendió eso y se confrontó siempre con Piñera y con Guillier. Ese fue su juego y fue el más hábil en usar esa herramienta.

– ¿Y quién tuvo el peor desempeño?

– Creo que entre los que perdieron más, en términos relativos, porque tampoco esto es una pérdida, está Sebastián Piñera. Él pudo haber llegado con una posición en la que pudo haber resaltado algo más. No hubo un chascarro tampoco. Entonces, no hubo una diferencia significativa de lo que conocemos de Piñera.

– Se le vio algo incómodo, ¿no?

– Sí, pero tampoco cayó en acusaciones personales, como sí pasó en el debate de la primaria con el senador Manuel José Ossandón. Se contuvo en relación a lo que conocemos de Piñera. Eso es bueno para él, pero como tampoco mostró una diferencia muy grande, no es beneficioso para él.

– ¿Cómo se desempeñaron las mujeres del debate?

– Beatriz Sánchez tampoco resaltó mucho. Siempre terminaba con respuestas muy largas y no lograba cerrar sus ideas en el tiempo que se le otorgaba. Pensé que ella podría haberlo hecho mejor”.

Alumnos aplicados

– ¿Y Carolina Goic?

– Bueno, fue de menos a más. Creo que para las expectativas que había, Carolina Goic y Alejandro Guillier se manejaron bien. Ellos son como los alumnos aplicados: se aprendieron bien los temas, respondieron bien, pero creo que Goic al principio estuvo bien ausente y al final entendió que tenía que interpelar, jugársela un poco más, pero eso lo hizo al final.

– ¿Y el resto de los candidatos sólo fueron testimoniales?

– A Eduardo Artés y Alejandro Navarro los vi jugando a remarcar su rol. Navarro en una posición dura, contra el sistema, en un discurso bastante tradicional de lo que se espera, y Kast también en el otro extremo. Entonces, los candidatos de los extremos no apostaron por hacer algo diferente, sino que optaron por hablarles a sus nichos, y eso, claramente, no llamaba mucho la atención porque quienes ven el debate son los convencidos, o sea, los interesados en la política. Tú no vas a cambiar de posición al ver un debate cuando estás convencido por quién vas a votar. Y en ese sentido, este debate no me genera ninguna sorpresa de ningún candidato.

– José Antonio Kast, con un discurso de una derecha más dura, ¿es complementario y útil finalmente a la opción de Piñera?

– Totalmente. Kast, al defender a las FF.AA., al no pronunciarse sobre la corrupción en Carabineros y sobre los Derechos Humanos, hace aparecer a Piñera como mucho más moderado y eso, obviamente, le termina beneficiando.

– Kast también fue muy áspero con Navarro, a propósito de la situación en Venezuela, y también con Beatriz Sánchez, a quien acusó de querer dialogar con terroristas en el marco del conflicto mapuche. Él fue el único candidato que recibió pifias del Frente Amplio, que rápidamente fueron controladas. Ese rol también agilizó el debate, ¿no?

– Es que en la medida que hay posiciones tan polarizadas, claramente eso va a animar el debate. El problema es que son tan extremas esas posiciones que no tienen credibilidad en el votante promedio. Entonces, son posiciones que no convencen a nadie. Cuando tienes el caso Quemados y dices que no hay condenados, por ejemplo, pierdes totalmente la credibilidad respecto de la situación de los Derechos Humanos. Entonces, esas posturas extremas provocan en el contexto de un debate, pero no convencen a nadie.

– Justamente, una de las apreciaciones que generó este debate es que mostró un exceso de polarización entre los candidatos. ¿Comparte esa visión?

– Sí, claramente hubo polarización entre los candidatos chicos, como Kast contra Navarro y contra Artés.

– En conclusión, ¿los debates no generan grandes cambios en la votación porque mayoritariamente los ven quienes están convencidos? En el fondo, ¿no son incidentes?

– Para nada. Creo que en general los debates nunca cambian la posición de nadie porque quienes se exponen a los debates ya están decididos y tienen una posición política definida. Entonces, el debate lo que hace es reforzar cuál es tu preferencia: yo veo lo que quiero ver. No genera otro efecto más allá de eso. Ahora, este debate en particular a mí me dejó la sensación de que si me pongo a recordar el debate y pienso qué idea novedosa, fuerte, audaz fue planteada allí, no logro recordar ni una. Entonces, en ese sentido no será tan crucial en las definiciones políticas. De hecho, los temas que se están hablando sobre el debate no son programáticos, sino que temas como si Hernán Larraín es cómplice pasivo o no, si hubo o no sentenciados en el caso Quemados; o sea, todos temas anexos a cuestiones programáticas. Y en ese sentido, creo que ningún candidato logró colocar una idea fuerza clara de la cual estemos hablando hoy. No hay nada. Los candidatos perdieron una oportunidad para remarcar alguna propuesta política.

Leer nota en El Mercurio de Valparaíso