Hablemos del contexto, actual y pasado: una respuesta a los Generales

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12 / 09 / 2017

carolinaaguileraSeñor Director:

Nací en dictadura, en el seno de una familia de izquierda que tuvo que salir del país producto de la muerte que asechaba a mi padre. Tenía 2 años y medio cuando abordamos el avión al exilio, junto a mi hermana de tan solo 5 meses de edad. Pertenezco a una generación que solo tuvo que asumir las consecuencias, sin participar de los hechos que nos llevaron a vivir las consecuencias de los largos años de dictadura. He dedicado mi vida profesional a comprender este pasado que no cesa de pasar.

Desde ese lugar, ¿cómo entender la defensa que intentan hacer, ya casi de manera corporativa, las Fuerzas Armadas y de Carabineros por su actuar? Hace una semana, ex comandantes en jefes del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y Carabineros, lanzaban una serie de preguntas y cuestionamientos a cómo se estaban llevando adelante las acciones en materia de justicia por las violaciones a los DD.HH. En el mismo diario, ayer domingo, un grupo de personas publicó un inserto de varias páginas con documentación que daría cuenta del amplio respaldo e inevitabilidad de la salida golpista el 11 de septiembre de 1973.

El llamado más insistente en estas misivas es a entender el contexto en que se tomó la decisión, primero, de llevar adelante un Golpe Militar, segundo, instalar una Junta de Gobierno sin llamar a elecciones y, tercero, instalar un régimen de Terrorismo de Estado que torturó a más de 36.000 ciudadanos, ejecutó a más de 2.000 personas y desapareció a al menos un millar; ello sin contar con otras represalias como el exilio y la relegación interna en el país.

No haber vivido esa época contextual no impide que no pueda concurrir al debate. O sino la historia, como disciplina, no tendría sentido. Teniendo ello en cuenta, respondería lo siguiente.

Primero, si por contexto entendemos la crisis política de gobernabilidad que vivió el Gobierno de la Unidad Popular, estoy de acuerdo en que se requiere seguir avanzando en su comprensión. Incluyendo, evidentemente, las dificultades de mantener la unidad detrás del proyecto de Salvador Allende por parte de su coalición de Gobierno, la verborrea de fuerzas de izquierda dentro y fuera de la Coalición, y la ilusión que algunos sostuvieron en que se podía organizar una resistencia armada al Golpe.

Sin duda, se trató de un clima de polarización que requería una salida política. Había formas pacíficas de hacerlo, había formas armadas. Las FFAA y de Carabineros, desde su oficialidad, optaron por la segunda. Fueron ellos, los que optaron por la vía armada. La ausencia de una resistencia armada real fue la mejor demostración que no había tal Guerra Civil larvada. La salida armada no es la única vía de resolución de un conflicto político. El así llamado “costo social” de esta salida no tiene justificación y, como el tiempo se ha empecinado en demostrar, esa opción no resuelve las diferencias sino que las ahonda. Nunca Más! Requerimos que las FFAA y de orden se comprometan a esto.

Segundo, si por contexto entendemos la Guerra Fría, entonces, podemos entender que el Golpe Militar no fue “causado” por una crisis política interna, sino por un conflicto mucho mayor, de nivel planetario. La vía democrática al socialismo que presentaba la Unidad Popular podía convertirse en una tercera vía pacífica y democrática de izquierda. Era, sobre todo, una amenaza ideológica a la hegemonía de EEUU en occidente, donde el desprestigio de los socialismos reales ya había calado hondo en una parte importante de la intelectualidad de izquierda. Eso, EE.UU. no lo iba a permitir. Comprendemos entonces, que el Golpe fue una salida orquestada entre oficiales de las FFAA y de carabineros, personeros de derecha y de centro, con apoyo de EE.UU. y que se inscribe en un conflicto ideológico mayor. Ello no le resta responsabilidad jurídica a ninguno de los actores involucrados. Nuevamente, se requiere un Nunca Más.

Tercero, si por contexto entendemos el miedo, también podemos comprender la irracionalidad. ¿Cuál miedo? El miedo que sintieron las familias más acomodadas del país a perder su lugar en la sociedad y que gobernaran los más desposeídos. ¿Miedo a que el pueblo tomara venganza por los siglos de opresión? El miedo no justifica un Golpe Militar, ni una dictadura, ni el Terrorismo de Estado. Los líderes políticos deben ser responsables de dirigir el país de manera racional, sin caer en soluciones armadas de ningún tipo.

En definitiva, como país nos debemos hablar del contexto que condujo a un Golpe de Estado, una dictadura militar, y un régimen de violación sistemática de los DDHH, incluyendo todos los factores: tanto la crisis de gobernabilidad, el apoyo decidido que dio parte del Estado norteamericano a aumentar esta crisis, el rol de los civiles de diferentes sectores y el miedo de clase. No se trata de justificar, sino de comprender, este el único camino racional para sentar las bases del Nunca Más. Nada puede justificar la instalación de un Estado Terrorista.

Los ex comandantes en Jefe se preguntan, ¿qué ha ocurrido hoy a 44 años del Golpe, que las condiciones transicionales de los años 1990s cambiaron? La pregunta tiene respuesta sencilla: cambió el país. Hoy, quienes crecimos en dictadura tenemos 40 años, somos los adultos del presente. Quienes dirigieron la transición fueron actores de la época previa al Golpe Militar, lo que posiblemente les daba razones para avanzar solo en algunos casos en justicia y otorgar privilegios a las FFAA y de Carabineros juzgados. Si fue miedo, éste fue justificado por una comandancia en jefe del Ejército aun en manos del ex Dictador, quien no dudó en movilizar las tropas cuando veía amenzada la memoria de la salvación.

¿Qué cambió? Pasó el tiempo, y hoy somos mayoría quienes no vivimos el contexto, sino sus consecuencias. Hoy, respiramos otros aires, de libertad. Hoy, las amenazas, como estas cartas, ya no dan miedo, quizás un poco de pena, porque traslucen soledad y traición. Pero serán otros los que tendrán que ir en consuelo. Nosotros no claudicaremos en la búsqueda de la verdad, la justicia y la memoria. Y no por venganza, sino para comprender como fue que un sector amplio de la población justificara el Golpe y luego respaldara la dictadura. Comprender no para justificar, sino para evitar que vuelva a ocurrir. Y, tanto la verdad -toda la verdad-, así como la justicia real, son un requisito para ello.

Carolina Aguilera. Socióloga, Escuela de Sociología, Universidad Diego Portales

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