Primero fue la negativa del gobierno de Giuseppe Conte a recibir el barco de rescate Aquarius con más de 600 africanos, y esta semana comenzó con el anuncio del ministro del Interior, Matteo Salvini, de que pretende realizar un censo a la población gitana con el objetivo de expulsar del país a los indocumentados.Es la primera potencia europea que opone resistencia a los pactos migratorios en el bloque comunitario —el último firmado en 2015-, basados en programas de acogida.
Hasta el momento, sobre todo los países de Europa del Este, como Polonia o Hungría, o Central, como Suiza y Austria — considerados de paso para las rutas migratorias- son los que reclamaban medidas más drásticas para frenar el ingreso masivo de extranjeros.
Desde el acuerdo de 2015 hubo varias elecciones en países clave del bloque, en las que aumentaron su representación parlamentaria partidos con propuestas anti inmigración, que obligan a revisar la posición de cada Estado, como en Francia y Alemania.
Esto ya se puede ver en Alemania, donde los socios conservadores bávaros en el gobierno de Ángela Merkel le exigen nuevos acuerdos que permitan rechazar en las fronteras a refugiados que hayan pedido asilo en otro país europeo. Si no lo logra, Horst Seehofer, ministro de Interior, amenaza con actuar por su cuenta y cerrar las fronteras al margen de cualquier consenso europeo.
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