El miedo intenta tomarse el balotaje: La derecha asusta y se asusta

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11 / 12 / 2017

Fernando García Naddaf, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP
Fernando García Naddaf, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP

Si bien nos tienen acostumbrados a las campañas del terror, en esta oportunidad ha recrudecido en la segunda vuelta el intento por inculcar miedo como herramienta para volcar el resultado en favor del candidato de Chile Vamos. “Chilezuela”, crisis bursátil, colas, caos económico y hasta fraude electoral han sido la tónica.

A empresarios impúdicos se suman el propio candidato derechista, su séquito y bots y trolls. El objetivo es desincentivar a los votantes, con lo que Piñera podría beneficiarse. También influir en los más débiles y crédulos, aquellos que creen a pie juntillas lo que dicen los medios, controlados por los grupos económicos.

El remezón sufrido la noche del pasado 19 de noviembre, donde se frustró la posibilidad de ganar en primera vuelta, generó no solo desazón en las huestes derechistas, también miedo a la derrota. Ello dio pie a utilizar justamente esa misma arma para tratar de convencer a ilusos, la vieja lucha entre los buenos y los malos donde claro, los buenos son ellos.

La propia Presidenta de la República, Michelle Bachelet, llamó a poner atención en que “hay una campaña del terror y bien clara. Yo no he visto campaña del terror en el sentido contrario”, reiteró la Primera Mandataria añadiendo que “uno debe de tratar siempre de cuidar el tono”.

“Chilezuela”

Si alguna caricatura –aparte de las “piñericosas”- se ha tomado la agenda en los últimos días ha sido la burda comparación del senador Alejandro Guillier con Nicolás Maduro y de nuestro país con la realidad que atraviesa Venezuela. “Chilezuela” se ha instalado como una manera de amenazar que de resultar electo el senador independiente que encarna el progresismo Chile caerá por el despeñadero al punto de que la “economía se caerá a pedazos”. Bachelet ironizó: “El humor ha sido la respuesta (de los chilenos) con cantidad de memes”.

“Aquí lo que se ha hecho es una comparación con Maduro y al mismo tiempo que en las redes aparece este tema de Chilezuela. Aparecen videos de venezolanos diciendo que si gana tal candidato esto va a ser el comunismo. Aparece un sicario de (Pablo) Escobar diciendo que no voten por Guillier.

El propio Piñera difundió el embuste al afirmar que “yo veo que el candidato Alejandro Guillier está cada día más violento, más demagogo, más populista, más errático y se parece cada día más a Nicolás Maduro. Yo me pregunto ¿a dónde nos conduce ese camino? Yo veo que algunos con tal de aferrarse al poder y a sus prebendas están dispuestos a hacer cualquier cosa”.

La polémica comparación había aparecido un poco antes y en boca de Erika Olivera, diputada electa de Chile Vamos, quien había afirmado que “a mí no me gustaría tener un país como Venezuela. Y lo digo sinceramente. No me gustaría que mis hijos vieran una realidad como la que vemos a través de los medios de comunicación, lo que están viviendo millones de venezolanos (…) es lo que veo para el futuro de nuestro país si seguimos así. Lo más probable es que vayamos hacia allá y eso es lo que yo como persona de esta sociedad no quiero para mi país, no quiero eso para Chile. Quiero un país libre, quiero un país que tenga oportunidades, un país que progrese, un país que avance en todos los sentidos y por eso es que estoy dispuesta a jugármela”.

“O Piñera o el caos”

Otra de las falacias que se ha venido arrastrando las últimas semanas pero que se ha acrecentado en el balotaje, es la amenaza de que si no es electo Sebastián Piñera la Bolsa se derrumbará y se creará un desbarajuste económico de proporciones. El drama es que eso no solo lo repiten “trolls” que Sebastián Piñera ha implementado como plataforma de lucha digital sino que empresarios.

En octubre pasado Juan Andrés Camus, el presidente de la Bolsa de Comercio de Santiago, dijo en una entrevista a El Mercurio: “Claramente, si no saliera elegido Piñera la probabilidad que tengamos un colapso en el precio de las acciones es alta. Va a depender de cómo sigan las proyecciones de los resultados de las elecciones. Todavía siguen siendo bastante favorables para el Presidente Piñera y yo creo que eso para los inversionistas parece una buena noticia. Mientras eso sigue así, vamos a tener un mercado más bien boyante que deprimido”.

No ha sido el único que ha intentado aterrar dentro de la derecha económica. El empresario Luis Eguiguren retomó la profecía del presidente de la Bolsa y afirmó que ocurriría un “colapso” si no gana Piñera. Se trata del socio fundador de la corredora de bolsa Fynsa, quien dijo que esta no es una elección más, “porque la Nueva Mayoría abandonó el centro para irse a la izquierda y tiene que pololear los votos del Frente Amplio y hacer concesiones en temas que la Concertación jamás habría pensado, como el fin de la AFP y del CAE”.

Miente, miente, que algo queda…

Una burda posverdad se intentó instalar en estos días y dice relación con un tuit en redes sociales del exministro de Cultura de Piñera Roberto Ampuero.  El personero reprodujo en Twitter un falso mensaje donde aseguró que “Nicolás Maduro respalda al ‘compañero Alejandro Guillier’. Esto no es campaña de terror, sino lisa y llanamente la campaña del chavismo y castrismo en favor de Guillier”.

El falso tuit rezaba: “todo mi incondicional apoyo al compañero Alejandro Guillier, precandidato bolivariano a la Presidencia de Chile”. El propio Piñera ya había reproducido el mentado mensaje poco tiempo antes. Las burlas de los cibernautas hicieron que el exministro lo borrara e intentara una disculpa que solo agravó la falta.

Ya antes y a solo dos días de efectuarse la primera vuelta y fuera de periodo  de propaganda, un video recorrió profusamente las redes sociales y llamaba a poner atención a las razones para no votar por Guillier. Entre ellas se usaba la imagen del senador socialista Carlos Montes, quien lo denunció como parte de la “campaña sucia”. Era el principio de una escalada mayor. Los bots y los trolls de Piñera.

Bajo ataque cibernético

Inusual e inédito en Chile, fue una herramienta sucia utilizada en Estados Unidos en las pasadas elecciones por Trump y replicada ahora por Piñera. Se trata de trolls y bots, una especie de francotiradores creados en el ciberespacio y que no tienen existencia real, sin embargo se apropian de cuentas con nombre y apellido y dan la impresión de miles de personas comentando temas en los medios y redes. En realidad son un centenar de empleados encargados de dar vida maliciosamente a estos “esbirros del terror”.

Los llamados “trolls”, son cuentas creadas en redes sociales que no pertenecen a personas reales, son perfiles falsos, inactivos o creados específicamente para los meses de campaña, utilizados para emitir mensajes falsos o proselitistas, para difamar a los adversarios y buscar pautear temas (llamados trending topic). Existen empresas dedicadas exclusivamente a prestar estos “servicios”. Por su parte los bots son programas informáticos que simulan el comportamiento humano. Desde ciberataques –como el sufrido en el sitio oficial de Alejandro Guillier-, hasta crear cuentas de correo o conversar con seres humanos. Cambio21 conoce de algunos.

Pues bien, desde hace unos días miles de cuentas han sido creadas en la web en los distintos sitios de diálogo y redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y otras e incluso por vía WhatsApp, que se han dedicado o a denigrar a adversarios o a ensalzar a Piñera. Investigaciones de prensa han podido determinar que tras esta campaña estaría una empresa llamada “Socialmente”, financiada por el comando de Sebastián Piñera y encargada de la creación de perfiles falsos y su operatividad  en la web.

Confundir a la gente e instalar temas que benefician a quien los contrató es la consigna. Algo similar a lo hecho en la primera vuelta con las encuestas, financiadas por la derecha o donde colaboradores de Piñera estuvieron detrás de ellas. Así se puede “inflar” un sondeo en la red o apoyar una versión o dicho falso. La reiteración del mismo concepto por “distintas personas” que no son más que estas máquinas, a muchos impresiona y, si lo dice la mayoría, es y lo aceptan sin cuestionarse.

Una denuncia de Austral Digital da cuenta que cada empleado de “Socialmente” tiene asignadas 100 cuentas falsas. “En total, 15 empleados manejan 1500 cuentas para la campaña de Piñera”, aseguran. Así que no se extrañe que de pronto aparezcan decenas, centenas de “comentaristas” de la nada y que se mantengan en el tiempo. El problema es de quien los manda crear, que se termina creyendo el cuento, como le sucedió con las encuestas falsas.

Los artistas hace años les llamaban “claque”, los contrataban para sus conciertos y para que los aplaudieran y vitorearan… No faltaban los ilusos que se sumaban sintiendo que estaban frente a “un gran artista”. “Una mentira mil veces repetida, se convertirá en verdad”, aseguraba Goebbels. ¿O era Lenin?

Desinformar es mentir

Para el cientista político y académico de la Universidad Diego Portales Fernando García, las “campañas del terror” buscan desinformar y tienen pocos efectos sobre la decisión de las personas: “(Se) caracterizan por tratar de revelar temas que generan temor y son usadas como una herramienta política. Todas ellas se identifican con un enemigo en común, que es externo. Algo que amenace a la sociedad… Puede que la gente con menos capacidad de procesamientos políticos caiga. Es totalmente desinformación”.

Desde tiempos inmemoriales el miedo ha sido utilizado para mantener el poder. El “viejo del saco” en materia política es algo más peligroso que el solo cuento que buscaba que un niño se comiera su comida. En política lleva a atrocidades, como ocurrió en Alemania en contra de los judíos, en Yakarta, Indonesia, donde se masacró a cerca de 500 mil personas y en nuestro mismo país, donde el “Plan Z” dio pábulo a crímenes bajo solo sospecha de ser parte de él.

La misma dictadura utilizaría ese argumento cuando enfrentó el plebiscito de 1988. Allí se difundió la idea de que si ganaba el “NO” Chile volvería al “traumático” tiempo de la Unidad Popular de Allende. Las colas, los paros y el caos se avecinaban. Nada de ello pasó. Luego utilizarían similar argumento en la derecha siendo Ricardo Lagos candidato de la Concertación en 1999. El propio Piñera usó esa herramienta no mucho antes, cuando aseguraba que de triunfar Patricio Aylwin constituía el caos.

¿Por qué desempolvar en la segunda vuelta las campañas del terror? Porque con la derrota de sus expectativas vivida tras la primera vuelta constataron que ni el país se caía a pedazos (las cifras de ganancias de la banca, el retail, las AFP e Isapres, entre otras, dan cuenta de ello), ni la oposición a las reformas era mayoritaria, sino que por el contrario, una gran mayoría del país se manifestaba por los cambios, algunos con mayor intensidad que otros, pero aspiraban a reformas sustanciales que terminaran la desigualdad.

La más grosera de las falacias provino del propio Sebastián Piñera, quien aseguró tras la primera vuelta que podría haberse efectuado un fraude electoral en estas elecciones: “No tuvimos apoderados en todas las mesas y el resultado que obtuvimos en las mesas en que sí teníamos apoderados es mucho mejor que el resultado en las mesas en que no teníamos apoderados. A buen entendedor, pocas palabras”, dijo. Juzgue usted.

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