Egresados de la Escuela de Sociología participaron de investigación de World Vision sobre crianza en Chile

COMPARTIR

12 / 07 / 2018

Los egresados de la Escuela de Sociología, Nicolás Contreras y Natalia Bozo, participaron de la investigación “Modelos culturales de crianza en Chile” solicitada por World Vision. A continuación, Nicolás entrega mayores detalles sobre la metodología, los principales descubrimientos y el aporte de este trabajo.

¿Cómo llegaron a formar parte de esta investigación?

Este es un estudio que fue solicitado por World Vision al grupo de Estudios Socioculturales de la Niñez de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Natalia y yo somos parte de ese grupo y además hace cinco años empezamos trabajando en el Observatorio Niñez y Adolescencia que monitorea el cumplimiento de los derechos de los niños en Chile. Tenemos una especie de doble militancia y así fue como conformamos el equipo, con personas que participan en ambos proyectos.

¿Por qué estudiar la crianza en Chile? ¿Se había hecho antes un estudio de este tipo en el país?

Existen algunos estudios en Chile respecto a crianza, pero más ligado solo a violencia, no necesariamente a prácticas ni estilos. Especialmente UNICEF anualmente hace un estudio sobre violencia hacia niños y adolescentes en el marco de la vida familiar, pero más bien como una dimensión, que específicamente sobre ese tema. En esos estudios realizados en Chile y en la Región Latinoamericana, se observa la resistencia del uso de la violencia contra niños y niñas en el espacio del hogar y en el marco de los procesos de crianza y también en los marcos de los procesos de socialización. Pero lo que nosotros quisimos hacer con esta investigación, fue profundizar este tema y conocer y caracterizar modelos y prácticas de crianza que privilegian los adultos hacia los niños. También identificar las principales expresiones de violencia. Este estudio se lo hicimos directamente a niños, entonces es la opinión de ellos.

¿Cómo fue la metodología que utilizaron?

Tuvo una primera fase cualitativa donde se entrevistó a niños, niñas y también a adultos, para entender un poco y analizar las creencias y valoraciones que sustentan los diferentes modelos de crianza. En la primera parte hicimos alrededor de 50 entrevistas y en la fase cuantitativa tuvimos un muestreo total de 2.456 casos y lo hicimos con séptimos y octavos básicos en las regiones de Antofagasta, Metropolitana, Valparaíso, Bío-bío y La Araucanía. Entonces ahí tenemos una muestra representativa a nivel nacional y una muestra representativa para cada una de esas cinco regiones. Este es un muestreo aleatorio simple, la idea era que estuviesen representados los colegios municipales, particulares subvencionados y particulares pagados.

¿Cuáles fueron los principales descubrimientos con esta investigación?

Los grandes resultados son tres. El primero es la centralidad de la figura materna en la crianza y también lo que nosotros denominamos el repliegue de la figura paterna. Cuando vemos la composición del hogar, vemos que 9  de cada 10 niños mencionan que viven con su mamá y en el caso de los padres solo 6 de cada 10 niños. Nosotros le pedimos a los niños que ordenaran en una pirámide quién tomaba las decisiones y luego quién pasa más tiempo con ellos y en los dos casos la respuesta es la madre. Por otra parte, les consultamos quién es el adulto que a ellos les enseña o los corrige y 7 de cada 10 niños dicen que es su mamá y solo 2 de cada 10 dicen que es el papá. Tenemos entonces que las responsabilidades formativas y afectivas están siendo asumidas por la mamá. Lo otro relevante en ese sentido, es que estos resultados son independientes de la composición del hogar e independiente del nivel socioeconómico. Es decir esta es una realidad transversal de los niños en Chile.

Un segundo gran resultado, es que 1 de cada dos niños señala haber experimentado algún tipo de maltrato psicoemocional o físico en su contexto familiar y por otro lado el 92,2% señaló experimentar algún tipo de expresión de afectividad, ternura o cariño. Aquí tenemos una especie de ambivalencia. Gran parte de los niños y niñas experimentan violencia en su crianza y también experimentan ternura. Entonces las crianzas no son ni completamente violentas, ni completamente afectivas o tiernas.

Un tercer punto es el reconocimiento del niño como sujeto de derecho, que es como una tercera variable y resultó ser bien interesante. Esto tiene que ver con que si los niños sentían que confiaban en ellos, si sus opiniones eran tomadas en cuenta y si el trato era justo y respetuoso en el hogar. Ahí la mitad de los niños señala sentirse reconocido como sujeto en el ámbito familiar. Entonces a partir de la combinación de estas tres grandes cosas, violencia, afectividad y reconocimiento, formamos estilos de crianza.

¿Cuáles son estos estilos de crianza?

Un primer estilo que denominamos autoritario violento, que son niños que han sufrido violencia y básicamente no conocen prácticas de afectividad, son el 10%.

Un segundo grupo que denominamos ausentes, que son un grupo bien difícil de señalar y que su porcentaje es tan bajo que después no pudimos incluirlo en el análisis más profundo, pero básicamente consiste en niños con padres más bien negligentes, es decir, no sufren ni violencia ni ternura, los padres no están muy presentes y no reconocen a los niños como sujetos de derechos, eso es un 2,7%.

Después tenemos este grupo que denominamos ambivalentes, es decir, a la vez que sufren algún tipo de violencia, también manifiestan prácticas de cariño y una última práctica que nosotros la denominamos un estilo de crianza afectivo.

¿Cuál crees que es el mayor aporte de este trabajo?

Primero es reconocer a la figura de la madre como central en el proceso de crianza y hacer un llamado de atención a una mayor participación de los padres en este proceso. En segundo, una pregunta que plantea hacia el futuro, cómo uno puede avanzar hacia modelos de parentalidad positiva en tres grandes aspectos: uno, cómo se puede avanzar institucionalmente, es decir, cómo se le exige al estado que promueva esto. Cómo hacemos modelos de sensibilización o hacemos una bajada a la población sobre estos resultados y una tercera cosa que tiene que ver con el enfoque de derechos, es cómo avanzamos en erradicar todas las formas de violencia y también cómo avanzar hacia entender cuál es el camino correcto.

Lo último, es que permite eliminar algunos mitos con respecto a que siempre se pensaba que aquellos grupos de nivel socioeconómico más bajo solían ser más violentos que los de nivel socioeconómico más alto. Este estudio demuestra que no hay diferencias significativas en este ámbito y que la violencia es transversal en el país.

¿Cómo fue tu experiencia en la Escuela de Sociología UDP y qué te aportó mayormente a tu formación?

Para mí fue súper relevante la formación, tienes que pensar que yo me centré en estos temas porque recién saliendo ya estaba trabajando en UNICEF, ese fue mi primer acercamiento a los temas de infancia. Este tipo de estudios de metodologías mixtas uno se da cuenta en el fondo que el componente metodológico que entregan en la universidad es importante y ha sido suficiente también para desarrollar este tipo de estudios e investigaciones.