Democracias representativas : ¿Estamos en crisis?

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10 / 07 / 2017

Rossana CastiglioniwebgrandeDesde hace algún tiempo, diversos académicos, políticos y activistas se han referido a los retos que Chile enfrenta en el ámbito de la representación democrática. Los chilenos y chilenas votan cada vez menos, confían poco en las instituciones representativas y crecientemente apelan a la protesta social para manifestar su descontento.

Muchos señalan que el desencanto es generalizado y que excede al caso chileno. Así, el paradigma de democracia representativa que conocemos se estaría agotando en varios países de América Latina.

Sin embargo, la evidencia no es tan contundente. Nunca antes en la historia de la región tantos países fueron democráticos. De hecho, en 1980 solamente tres países eran democráticos, pero hoy la democracia es más la regla que la excepción. Más allá de los retroceso en algunos países, las libertades civiles y los derechos políticos han experimentado notorios avances.

Por otro lado, si analizamos la evolución de la participación electoral en América Latina, el panorama es mayormente positivo. En los últimos 20 años, la participación se ha mantenido más o menos estable e incluso ha aumentado en algunos países, con algunas subas notorias, como la de guatemala.

Hay solamente dos países que se escapan a este patrón. Costa Rica y Chile. En el primero, la participación electoral cayó un 8% y, en nuestro país, la caída en los últimos 20 años ha sido de un 35%. Sí, leyó bien, un 35%. No se necesita ser un experto para concluir que en este ámbito Chile se escapa con creces de la norma.

¿Podemos afirmar , entonces, que nuestro país enfrenta una crisis de representación democrática? Aún no. Por muy desalentador que sea el panorama, de acuerdo a la última Encuesta Nacional UDP, tan solo el 13% de las y los chilenos rechazan de manera sistemática la opción de dar su voto a candidatos de los principales conglomerados políticos. Este grupo, al que podría seducirle la idea de votar por outsiders con un discurso anti establishment, es demasiado pequeño como para producir quiebres en el sistema político.

Chile enfrenta desafíos crecientes en el ámbito de la representación, pero no está en crisis, al menos por por ahora. Sortear este escenario dependerá de la capacidad de la clase política de adaptarse a una sociedad cambiante y de adoptar medidas que alienten y faciliten la participación.

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