¿Cuánta desigualdad tolera Chile?

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16 / 08 / 2017

Cristóbal Rovira, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP
Cristóbal Rovira, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP

Chile es un país curioso. Si bien es cierto que en las últimas décadas la población chilena ha experimentado un notable proceso de expansión económica y educacional, también es verdad que ha venido aumentando el malestar social. Esta paradoja es muy bien recogida por el reciente informe del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual hace una excelente radiografía de la desigualdad en el Chile actual.

Dentro de los hallazgos de este informe destaca una expresión paradigmática de la paradoja indicada. Por un lado, los datos demuestran que la desigualdad socioeconómica se ha reducido en la última década. Usted ha leído bien: según los indicadores económicos disponibles (por ejemplo, índice de Gini) la desigualdad en Chile no ha aumentado, sino que ha disminuido. Por otro lado, los datos revelan que, en los últimos años, ha venido creciendo el enfado con los niveles de desigualdad existentes en el país.

Mientras en el año 2000 la mitad de la población opinaba que es injusto que aquellos que pueden pagar más tengan acceso a una mejor salud y educación, hoy en día dos tercios de la sociedad chilena opinan que esto es injusto. ¿Por qué la sociedad chilena tolera hoy en día mucho menos desigualdad que antes? Si bien hay distintas interpretaciones al respecto, resulta plausible pensar que una fuerza determinante radica en la capacidad de nuevos actores colectivos para politizar distintas formas de desigualdad que la ciudadanía experimenta en el día a día.

Mientras los estudiantes protestan por la existencia de un mercado educacional segmentado, el movimiento “No + AFP” reclama por un sistema de pensiones privado que refuerza los niveles de desigualdad imperantes y diversas organizaciones de la sociedad civil se movilizan en contra de la desigualdad de género.Chile ha cambiado en el último tiempo no sólo por el crecimiento económico, sino que también porque han emergido nuevos actores colectivos que han sabido verbalizar un malestar existente en contra de un modelo económico y político que, a los ojos de la ciudadanía, tiene muy poca capacidad para disminuir las brechas sociales existentes.

Leer columna en El Mercurio de Calama