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Columna de Camila Hola: Haití: un Estado impedido por el intervencionismo y la violencia racial

22 / 04 / 2024

Camila Hola – LaOtradiaria

Las últimas semanas, las miradas internacionales y el relato eurocéntrico han retornado a la narrativa colonialista-racista sobre Haití. La simplificación de los analistas políticos en los medios ha reducido a este país a un Estado fallido y profundamente roto. Pero olvidamos la historia, pues la mirada occidental -que prima en nuestros sistemas educativos- nos presenta discursos censurados, parciales y desbordados de cargas políticas. En ese sentido, es imperativo y una obligación descolonizar las narrativas.

La colonia de Saint-Domingue (Haití) fue la primera en independizarse en el continente latinoamericano (1804). Sin embargo, la libertad y la autonomía política conllevaron una deuda histórica con los franceses, quienes condenaron al pueblo haitiano a pagar 150 millones de francos en oro (unos US $21.000 millones de dólares de hoy) más el 50% del arancel de sus importaciones (café, azúcar, tabaco).

Por lo tanto, este primer artilugio de Occidente por continuar su dominio sobre el territorio haitiano afectó profundamente la economía local y el despegue de la Perla de las Antillas. Hasta 1947, Haití tuvo que solicitar reiterados préstamos a bancos estadounidenses, alemanes, entre otros, para hacer frente al costo de la libertad.

En 1915 se vivió una segunda etapa de intervención, con la instrumentalización de la inestabilidad política del país. Estados Unidos intervino con sus tropas (marines) en el territorio, justificando sus actos con políticas paternalistas y civilizatorias, ocupando el territorio hasta 1934, cuando se registró un traslado de las arcas del Banco Central de Haití hacia el de los Estados Unidos de América. Asimismo, el país intervencionista apoyó a las élites del país caribeño, generando en consecuencia una centralización de los ejércitos y la consolidación de los regímenes dictatoriales más recordados del país, como, por ejemplo, la dictadura de Papa Doc y su hijo.

En 1994, Estados Unidos regresó con sus tropas con el objetivo de restaurar en el poder a Jean-Bertrand Aristide, ejerciendo nuevamente políticas intervencionistas. Una tercera etapa de intervenciones transcurrió durante el 2005 hasta 2017, donde la ONU realizó la operación civilizatoria y de seguridad en Haití, la cual pretendía acabar con las guerrillas y construir una estabilidad política, sin embargo, la principal consecuencia se registró en los centenares de cuerpos de niñas y mujeres que fueron abusados sexualmente por los militares de la paz.

Desde la proclamación de su independencia en 1804, a Haití se le negó ser un Estado-Nación independiente. Los líderes mundiales de inicios del siglo XIX condenaron a Haití por ser la primera República de negros/as libres (liberados por ellas y ellos mismos, sin ayuda paternalista de los hombres blancos) en un contexto donde la esclavitud era el principal régimen laboral en las economías productoras de azúcar a nivel mundial. Haití tuvo que pagar. Las estructuras del capitalismo-racial fundadas con el proyecto de la Modernidad han impedido la realización del Estado de Haití y el proyecto de autonomía y libertad primigenio de este pueblo. Las potencias occidentales, bajo el discurso civilizatorio filantrópico, históricamente han saqueado, invadido y controlado el territorio, impidiendo el proyecto de la primera Nación Negra. ¡Haití no es un Estado fracasado, Haití es un Estado impedido por el colonialismo, el intervencionismo político y territorial, y la violencia racial de Occidente!

Por Camila Hola, investigadora del Observatorio de Historia Reciente de América Latina y Chile UDP, en LaOtradiaria.

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