Rodrigo Rivera, vocero Confech y miembro del Mov. Autonomista: “Si estos van a ser los tiempos mejores, el gobierno la va a tener bien difícil”

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06 / 04 / 2018

Copiapino, militante del Movimiento Autonomista y estudiante de Ciencias Políticas en la UDP, Rodrigo Rivera no es ningún aparecido en el movimiento estudiantil. A los 17 años fue vocero nacional de la Cones el año 2011, trabajo por el que tuvo que pasar siete meses durmiendo en la toma del Instituto Nacional. En esta entrevista, habla sobre el futuro del renovado movimiento estudiantil. “La derecha ganó con un buen resultado, pero eso no significa que puedan decir que lo que la sociedad quiere es su proyecto”, advierte, a días de la primera gran movilización estudiantil este 19 de abril.

¿Qué opinas del anuncio de retiro del proyecto del CAE que había ingresado Bachelet? 
Es una ofensiva clara del gobierno, que esconde el objetivo de levantar una agenda educacional. Lamentablemente hoy, al interior del Mineduc, hay operadores del lucro y gente que se siente cómoda con este modelo de financiamiento.

¿Y sobre el anuncio de un nuevo proyecto de reemplazo en 90 días? 
Nosotros no podemos esperar con confianza lo que vaya a ser este nuevo anuncio. Si la propuesta anunciada no saca a la banca, no termina con el negociado, vamos a tener que chocar con el Ministerio.

Llevamos apenas algunos días de gobierno y ya se produjeron hitos que hacen presagiar un año movido. ¿Se repetirá la historia en las calles con Piñera? 
Es difícil que se repita la historia tal cual como se hizo antes, pero hoy día se abre un escenario a partir de lo que ha hecho el Gobierno en materia de educación que está generando conflicto, porque hay varias cosas que se habían convertido en sentidos comunes en Chile y hoy día se retroceden, como el lucro. Más allá que haya sido el Tribunal Constitucional el que rechazó los artículos, hay una complicidad del gobierno que es clara. Las declaraciones posteriores del ministro Varela, diciendo que avala la decisión del TC…

Ustedes olfatearon eso antes, de hecho, estuvieron afuera del TC esperando la resolución.
Sí, lo veíamos como algo muy probable. Lo que pasó con la reforma laboral, o con el Sernac, habla que el TC se ha consolidado como una tercera cámara. Al interior del TC existe una mayoría política que ha tomado posición en favor de un sector bien minoritario de la sociedad, pero que es el más privilegiado.

Ese día ustedes estuvieron temprano, ¿qué pasó después? 
Fue una protesta bien pacífica y simbólica. Fuimos a ocupar el frontis, subimos a un par de cabros con escalera a los ventanales del TC, y básicamente lo que quisimos hacer fue decir que hay decisiones que Chile tomó hace bastante tiempo, especialmente respecto al lucro, y que si lo rechazaban -como finalmente ocurrió- era ponerse al lado del grupo Laureate, que fue quienes pusieron el recurso.

¿Qué te han parecido las críticas que ha recibido Armanet viniendo del gobierno, específicamente del PPD? 
Hay un tema importante que tiene que ver con cómo se asumen las responsabilidades. Nosotros somos súper críticos de lo que hizo el TC, pero no hay que olvidarse que los últimos 20 o 25 años, más allá del paréntesis que significó
Piñera en su primer gobierno, hubo una coalición que tuvo el poder y lo que hicieron en su primera etapa fue consolidar el modelo de mercado en la educación -como el CAE- y el gobierno de Bachelet tuvo una incapacidad total para llegar a acuerdos con quienes debían. Trataron de dejar contento a la mayor cantidad de actores. Eso significó que hoy día tengamos una reforma insuficiente, que no saca al mercado de la educación, y que se ganó el malestar del principal actor que tuvo estos años en la discusión: el movimiento estudiantil.

¿Poner al lucro sobre la mesa es volver a reflexionar sobre la educación de mercado? Es como un déjà vu.
Eso es lo que nos molesta. Hay muchas discusiones que de alguna manera pensábamos que ya estaban zanjadas. La gente no quiere que se haga negocio con la educación, porque eso ha implicado abusos, como el tema de la Universidad del
Mar, la Iberoamericana o la Arcis. Esos casos reflejan muy bien lo que nosotros y la gente no quiere que siga pasando.

¿Por qué crees que el gobierno mostró las cartas tan rápidamente? 
Me da la impresión que el gobierno quiere sacarse el cacho. Creemos que la estrategia va a ser que las reformas hechas por la Nueva Mayoría sean el límite. Esa cuña que saca el ministro de que los estudiantes no tienen que marchar sino estar dentro de una sala de clases, habla de la que la posición del gobierno va a ser tratar de dar por cerrado el conflicto educacional, y meter ciertos temas que generen condiciones para que el mercado en la educación pueda seguir funcionando.

Pero es bien utópico plantear que los estudiantes permanezcan en una sala de clases cuando las señales apuntan a que se movilicen. ¿Es una señal para que el asunto se active? 
El gobierno comete un error, yo creo que por esta lógica empresarial de la que viene y que la gran mayoría de las autoridades comparte, que es el excesivo triunfalismo después de las elecciones. La derecha ganó con un buen resultado, pero eso no significa que puedan decir que lo que la sociedad quiere es su proyecto.

Por eso, me imagino, no deben creerle mucho a la política de acuerdos que anunció Piñera. 
El problema no son los acuerdos, sino a quién benefician. La política de los acuerdos, en los últimos 30 años, ha privilegiado concretamente a un grupo súper minoritario de la sociedad, especialmente al empresariado.

Y a políticos con participación activa en el mercado de la educación.
No solo Pilar Armanet, en el PPD y la DC hay muchos más que tienen vínculos importantes con el mercado de la educación, con el empresariado, y que son los que nosotros criticamos.

¿A este Piñera 2.0 le interesa que haya movilizaciones? ¿Le conviene cierta agitación? 
A ver, creo que la derecha piensa, y en el primer gobierno fue muy gráfico, que esto es una empresa en la que pueden dar una orden y ejecutar cosas. No sé si será una estrategia muy bien pensada o excesiva confianza en el resultado electoral, pero es llamativo que en las primeras semanas de gobierno le hayan metido mano a tantas cosas: la educación, la Ley Antiterrorista. Porque no se habla de llegar a acuerdos con los actores involucrados, sino algo como “o se acomodan a lo que nosotros queremos, o nosotros vamos a hacer lo que queramos igual”. Si estos van a ser los tiempos mejores, el gobierno la va a tener bien difícil.

Dirigente Revolución Pinguina

Tú fuiste dirigente el año 2011, ¿cómo has vivido este proceso de transición? 
Ha sido bien particular, porque la lógica que tiene el movimiento secundario con el universitario son bien distintas. El movimiento secundario es un espacio más dinámico y que actúa mucho desde la guata, y no lo digo en el sentido peyorativo, porque incluso creo que ahí hay un valor súper importante. El 2011 tuvimos la suerte de estar con la Camila y el Giorgio. Fueron unos monstruos comunicacionales que le vinieron muy bien al movimiento estudiantil. Hubo una experiencia bien importante que nos permite, hoy en día, tener una perspectiva de lo que puede y tiene que ser este año y el futuro del movimiento estudiantil.

¿Una perspectiva estratégica?
Y también táctica y política.

¿Qué temas pretenden tocar? 
Pensamos que el conflicto educacional sigue abierto, pero hay un par de temas que no han sido muy tocados y que son super relevantes. Por ejemplo, la educación no sexista que es un gran tema que nos interesa; lo que pasa con las universidades y colegios en regiones, el acceso a la educación de la población migrante, la inclusión en la educación inicial y superior. Cómo hacemos para que personas con situación de discapacidad puedan acceder a las condiciones en la educación superior. Y también cómo logramos hacernos cargo de una gran cantidad de estudiantes
endeudados por los próximos 20 años.

¿Y a nivel táctico? 
-El gran recurso que tiene la movilización social, y que ha tenido históricamente, ha sido la calle. No vamos a rehuir de eso, pero también tenemos que generar algún mecanismo que permita deshacernos de ciertas cosas que pueden ser un lastre para el movimiento estudiantil. Ahí hay un tema particular con la violencia. Creemos que este modelo persé es violento, pero más allá de eso, no podemos profundizar en lo más concreto. Nos preocupó mucho lo que pasó con Kast, por ejemplo.

¿Tienen una posición al respecto? 
Nosotros entendemos muy bien el malestar respecto a Kast. Él tiene un discurso homofóbico, transfóbico. Entonces, lo peor que puede pasar acá es quede como el paladín de la tolerancia y la libertad de expresión. La libertad de expresión también tiene límites, y esos límites se transgreden cuando un discurso violento ataca a tantos sectores de la sociedad.

¿Si Kast quisiera presentarse en otras universidades, ustedes, como Confech, abrirían las aulas para que vaya? 
Kast es una persona non grata para el movimiento estudiantil.

¿Crees que fue ingenua la funa en la UNAP, considerando la ventaja política que podía sacar Kast?
Es que hay una rabia, un descontento muy grande. Yo no quiero justificar lo que pasó, pero su discurso es demasiado violento. No fue la situación más idónea, pero creo que le dimos la oportunidad para que todo Chile estuviese hablando de una agresión, y no de lo central, que son sus ideas.

¿Cómo es esta Confech? ¿Cuál es su correlación de fuerzas?
Hay un Confech con una buena articulación. Deben ser 30 o 35 federaciones a lo largo de Chile que están asistiendo regularmente. El Frente Amplio tiene un espacio importante. Unas 12 o 13 federaciones, más o menos. Y la derecha tiene otras, como la UNAB en Viña, la U. de los Andes y del Desarrollo.

¿Es una Confech más controlada? 
Más que controlado, hay un nivel de madurez política distinta. Que, paralelamente, ha provocado que se consolide la organización. Aunque el FA tenga presencia en muchas federaciones, todo lo que haga una federación está supeditada a las discusiones que ocurren al interior de las universidades. No es que el FA pueda decir “queremos hacer esto y se hace’. Ahora, pienso que lo peor que podemos hacer, es parlamentarizar el Movimiento Estudiantil. Eso sería un tiro en los pies. Se puede complementar y aprender, pero debemos mantener un nivel de autonomía respecto a ellos.

Antes de que saliera Bachelet ustedes alertaron sobre la defensa de los derechos sociales… ¿fue una manera de decir que si se retrocedía, que es lo que está sucediendo, ustedes se iban a movilizar? 
Lo primero es que nosotros no creemos en el legado de Bachelet, eso es un tema importante.

Pero salieron a prestarle ropa… 
Lo que pasa es que hicimos el análisis de que hay ciertos aspectos que es mejor que estén a que no estén, las normativas lucro eran una de ellas. Pero aquí nosotros somos sumamente críticos. Nosotros creemos que el Gobierno de la Nueva Mayoría perdió la oportunidad histórica de generar una transformación que permitiera que amplios sectores de la sociedad pudiesen tener mejores condiciones de vida. Y no solamente eso, sino que también hubo una falta a la palabra. No hay que olvidarse que cuando Bachelet y la NM impulsó la campaña, lo hizo comprometiéndose con los movimientos sociales, especialmente en el tema de la educación. ¿Y qué fue lo que pasó? se le dio la espalda a todo eso. Somos sumamente críticos de la NM, pero también queremos impedir que el gobierno de Piñera genere una ofensiva neoliberal, que ocupe la retroexcavadora pero marcha atrás.

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