Revolucionarios iluminados e individualistas

COMPARTIR

31 / 05 / 2016

Patricio Navia, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.
Patricio Navia, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.

Con su actitud, Jackson y Boric han demostrado que el modelo que tanto desprecian guía también su comportamiento egoísta, que busca el lucro político personal.

Chile observa una singular contradicción entre el discurso colectivista, con declaraciones elogiosas sobre los proyectos de país, que albergan los líderes de la renovación izquierdista y la realidad crecientemente personalista que caracteriza a la actividad política. El quiebre de Revolución Democrática con el gobierno de la Presidenta Bachelet —en el que hasta hace poco varios de sus miembros ocuparon cargos de confianza, y en el que hoy otros siguen trabajando— y el quiebre interno en Izquierda Autónoma confirman el creciente individualismo que vive el país. Aunque los líderes del movimiento estudiantil de 2011 se llenen la boca con odas a los proyectos colectivos, la realidad muestra que ellos también se mueven por la fuerza del individualismo típica en sociedades capitalistas.

Desde que irrumpieron en la política chilena, los líderes estudiantiles se han definido en contraposición al modelo individualista del capitalismo. Mientras el modelo capitalista promueve el interés propio, la nueva generación promovía los valores colectivos, como la solidaridad y la justicia social. Si el modelo que ellos criticaban tenía al lucro como el motor de la actividad económica, los jóvenes iluminados venían a mostrar que otro mundo era posible. En sus consignas contra el lucro —y en trabajos académicos de mayor seriedad (pero similar ardor revolucionario) que decían que otro modelo era posible—, el mensaje predominante parecía ser la superación del capitalismo para construir una sociedad donde primara la solidaridad y los proyectos colectivos.

Con similar discurso, la Presidenta Bachelet volvió al poder en 2013. Pero ya en la campaña quedó en evidencia que era más fácil enarbolar el discurso del colectivismo que convertirlo en realidad. Dos de los líderes más reconocidos del movimiento estudiantil, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, optaron por irse por la libre en vez de unirse a la Nueva Mayoría, la coalición que Bachelet llegó a crear.

Pese a los esfuerzos de Bachelet por remodelar la casa e incluso garantizarle un cupo a Jackson en la Cámara, al inducir a la NM a omitirse en el distrito respectivo, Jackson prefirió ir como independiente que mancharse con la impureza de una coalición multipartidista. La foto de Jackson con los renunciados candidatos de la NM reflejó ya la actitud que Revolución Democrática ha tenido en lo que va del gobierno. Por un lado RD se beneficia al ser parte del gobierno —con puestos de trabajo e influencia sobre el diseño de políticas públicas—. Por otro, RD se niega a pagar los costos que implica ser parte de un proyecto colectivo. Ahora que RD optó por abandonar la nave, sobraron las voces en la NM que denunciaron que RD muerde la mano que le da de comer. Pero siendo que la NM está formada por políticos truchos —que ya hacían política antes de que Jackson y sus socios nacieran—, la culpa la debieran asumir ellos mismos, por haber criado cuervos. El discurso colectivista de RD se terminó pareciendo al de Bachelet. Llamar a hacer las cosas en conjunto, pero reservarse el derecho de poner la música. Entendiendo lo colectivo como la participación de discípulos que siguen a los iluminados y no como pares que participan en una negociación que implica compromisos para avanzar un objetivo común, RD ha demostrado ser tan individualista como el modelo de sociedad que dice querer remplazar.

Por su parte, lo que ha ocurrido en el movimiento de Boric, Izquierda Autónoma, es aún peor. Aunque Boric resistió a los cantos de sirena de la Nueva Mayoría en 2013 y ganó su propio escaño, IA ahora vive un quiebre. Aunque el movimiento es tan pequeño que ni siquiera puede aspirar a convertirse en partido, las diferencias han sido lo suficientemente grandes como para provocar una ruptura.

Tanto RD como IA han demostrado ser mejores para dividir que para sumar. Esto porque su discurso de lo colectivo ha chocado contra una realidad de que sus líderes y miembros se han formado en un modelo individualista que persigue el bien privado por sobre los bienes colectivos. Con su actitud, Jackson y Boric han demostrado que el modelo que tanto desprecian guía también su comportamiento egoísta, que busca el lucro político personal. Afortunadamente para el país, estos dos ambiciosos políticos están haciendo una importante contribución, sin quererlo, para consolidar el modelo capitalista de la búsqueda del beneficio personal. Porque no hay nada más positivo para avanzar hacia un mayor desarrollo que la creatividad y la innovación que generan la ambición y la búsqueda del lucro, los quiebres al interior de IA y entre RD y la NM generados por la ambición política y las expectativas de más ganancia política resultarán en una oferta más amplia de candidatos en las próximas elecciones. Aunque prediquen proyectos colectivos, su comportamiento demuestra que el modelo contra el que se rebelan guía también sus acciones.

Ver columna aquí