Proceso constituyente ABC1, segunda parte

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20 / 06 / 2016

Mauricio Morales, director del Observatorio Político Electoral UDP
Mauricio Morales, director del Observatorio Político Electoral UDP

Hubo valiosas reacciones frente a mi columna sobre el carácter clasista y centralista del proceso constituyente. Me voy a referir a las críticas argumentativas más que a la discusión normativa o ideológica que a veces deslinda con la histeria y la desesperación ante un fracaso evidente.

En primer lugar, se dice que el sesgo de clase en el proceso constituyente no dista de lo que sucede en las elecciones locales o nacionales. Incorrecto. En la última elección local el porcentaje de participación en las comunas del sector socioeconómico más alto de la Región Metropolitana duplicó a la participación de La Pintana. En la primera vuelta presidencial, en tanto, en Providencia votó el 52.3%, mientras que en La Pintana lo hizo  el 40.1%. La brecha sigue siendo alta. Sin embargo, en este proceso constituyente Providencia pesa 15 veces más que La Pintana. Por tanto, el sesgo ha aumentado ostensiblemente.

En segundo lugar, se me critica el hecho de comparar la participación de las primarias PDC para alcaldes y concejales en 67 comunas con la participación del proceso constituyente. Se argumenta que son dos métricas distintas. Concedo este punto. No son comparables por lo siguiente. Las primarias del PDC se hicieron con financiamiento mínimo, sin campaña, sin propaganda, con una marca desprestigiada que terminó con la renuncia de su presidente, y en un partido que ha perdido más de un millón de votos desde 1989. En cambio, el proceso constituyente ha tenido inyección directa de recursos del Ejecutivo -casi 2 mil 900 millones de pesos según la DIPRES-, con amplia cobertura de prensa, con un Consejo de Observadores, y con ministros claramente comprometidos con dicho proceso. Por tanto, es cierto que son procesos distintos y no comparables. La primaria del PDC se realizó en condiciones paupérrimas, mientras que el proceso constituyente se ha desarrollado con recursos del Estado. Para algunos, la primaria PDC es distinta porque se elegían candidatos, lo que generaba mayor movilización. Mi respuesta es que en el proceso constituyente se definen -según sus propios promotores- los contenidos de la nueva Constitución. Por eso mismo, el proceso debiese ser ampliamente movilizador. Eso no ha sucedido. Resta señalar que para ambos casos el contexto de desafección y desaceleración económica ha aplicado de igual manera.

En tercer lugar, se me critica el hecho de trabajar con datos a nivel comunal y no con datos individuales. Acá no hay solución. Los datos están a nivel agregado. No obstante, las encuestas -datos individuales- muestran que el interés de los sectores bajos en el proceso constituyente es 10 puntos menos que en el resto. Eso es lo que señala la última encuesta Adimark. No entiendo por qué Adimark excluye la pregunta más importante y que refiere a si el encuestado ha participado o no de un encuentro local. Con eso se despejarían varias dudas. Es cierto que pueden existir encuentros locales en mayor proporción en Santiago, Providencia y Ñuñoa y que a esos encuentros vaya gente de comunas periféricas. Cuesta pensar, eso sí, que una persona de San Ramón, San Bernardo o La Pintana pague un pasaje e invierta una hora y media en viajes para ir a un encuentro local. ¿No sería más fácil que la elite de las comunas acomodadas vaya a la periferia y organice ahí los encuentros?

En cuarto lugar, se estima que una participación de 100 mil personas -que es la cifra que se espera alcanzar de aquí al final de esta etapa del proceso- es un buen volumen. Si bien es difícil ponerse de acuerdo respecto a qué es alta o baja participación, me parece que un 0.6% no es una cifra para festejar. Por algo desde algunos partidos y desde el propio gobierno hay interés en aumentar el plazo para realizar encuentros locales. Sería insólito que así sucediera.

En quinto lugar, se dice que si se eliminaran del análisis las comunas más ricas, no habría sesgo de clase. Mi respuesta es que si elimináramos Vitacura, Las Condes, Providencia, Ñuñoa, se terminaría la desigualdad en Chile.

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