La inútil valentía de Goic

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07 / 08 / 2017

Patricio Navia, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.
Patricio Navia, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP.

Lamentablemente para Carolina Goic, entre todas las felicitaciones que recibió por expresar tan firmemente su oposición a la candidatura del diputado Ricardo Rincón escasearon las declaraciones de apoyo electoral a su alicaída candidatura presidencial. Pues de poco sirve a una candidata recibir saludos laudatorios por su valentía y consecuencia cuando lo que necesita son líderes que no sean del PDC que digan que van a votar por ella. La jugada de Goic que busca forzar el retiro de la candidatura de Rincón le ha generado mucha buena prensa, pero poco impacto en el débil apoyo que tiene en las encuestas. Porque su candidatura no volaba antes del affaire Rincón y tampoco parece volar ahora, su decisión de condicionar su permanencia en la carrera al veto a un candidato acusado de violencia doméstica tendrá un nulo efecto neto.

La candidatura presidencial de Goic ha reflejado y profundizado la división que existe al interior del Partido Democratacristiano respecto de cuál debe ser la hoja de ruta ideológica a seguir para el próximo período y qué relación tener con sus históricos socios de izquierda, el PS, PPD y PR. Desde que la desaparición de la Concertación en 2013 permitió a los partidos de izquierda incluir al PC en la nueva coalición centro-izquierdista —la Nueva Mayoría—, una parte de la falange se ha sentido incómoda en esta nueva coalición. Si bien el PDC terminó apoyando todas las reformas fundacionales que impulsó el Gobierno de Michelle Bachelet, la incomodidad de ese partido con la radicalización del mensaje de cambio de la Nueva Mayoría se hizo evidente desde el primer día.

Ahora que el Gobierno de la Nueva Mayoría llega a su fin —y ante la impopularidad de Bachelet—, las voces disidentes del PDC optaron por impulsar un retorno hacia posiciones más moderadas. Esas voces, que primero apoyaron la candidatura de Ricardo Lagos, terminaron por alinearse con entusiasmo tras la candidatura presidencial de Goic. Para ellos, retomar el pragmatismo y moderación, con posturas amigables hacia el mercado (volver al sendero concertacionista, por así decirlo), era incluso más importante que tener una candidata competitiva.

Pero no todos en el PDC pensaban igual. Un sector más izquierdista parecía determinado a seguir profundizando las reformas de Bachelet. Para ellos, la candidatura de Goic servía como herramienta para negociar mejores cupos para el partido con los socios izquierdistas de la coalición. El ala izquierda DC se sentía cómoda con el giro refundacional de la coalición. Para ellos, el PDC es, y debe seguir siendo, un partido de izquierda que compita por ese electorado con el PS, PPD, PR e incluso con el PC.

El affaire Rincón se convirtió en una oportunidad para que ambos bandos se enfrentaran. Como Goic fijó postura oponiéndose a la candidatura de Rincón, el ala izquierdista del PDC terminó en la incómoda posición de defender la candidatura de un diputado acusado de violencia doméstica, cuando lo que realmente querían hacer era bloquear la tesis del camino propio. A su vez, los defensores del camino propio aprovecharon la oportunidad para adoptar una postura a favor de la probidad y contra la mala política.

Pero en realidad, la pelea era otra. El episodio Rincón es sólo un campo de batalla entre los defensores del camino propio y los que favorecen la continuidad de la coalición centroizquierdista. Por eso, sea como sea que se resuelva —porque sabemos que la polémica seguirá hasta que se inscriban las listas de candidatos el 21 de agosto—, la disputa entre los defensores de la Nueva Mayoría y los apologistas del camino propio seguirá dividiendo profundamente al partido.

Es verdad que, si Goic es candidata, los defensores del camino propio se anotarán una victoria. Pero en la medida que haya algún tipo de acuerdo de apoyo mutuo con la Nueva Mayoría en segunda vuelta, o se esboce algún tipo de pacto por omisión con los partidos de izquierda en las listas parlamentarias, la opción de prolongar la vida de la Nueva Mayoría más allá del fin del Gobierno de Bachelet seguirá vigente. Es más, en tanto el PDC siga siendo parte del Gobierno —y por lo tanto sea cómplice activo o pasivo de los esfuerzos de La Moneda por evitar la victoria de Sebastián Piñera en las elecciones de noviembre—, las opciones de victoria del frente izquierdista del PDC seguirán intactas.

Lamentablemente para Goic, ninguno de los bandos del PDC aparece muy esperanzado, o entusiasmado, con su candidatura presidencial. Los datos duros dejan claro que la senadora por Magallanes tiene pocas chances de llegar a segunda vuelta. Su candidatura no pasa —al menos hasta ahora— de ser una excusa para los defensores del camino propio o un obstáculo para los apologistas de la Nueva Mayoría al interior del PDC. Por eso, los saludos a Goic por su valentía hasta ahora no han sido acompañados por llamados a votar por ella o por declaraciones de apoyo electoral.

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