En Chile ya hay más de un millón de departamentos y son el 17% de los hogares

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28 / 05 / 2018

Según el Censo de 1970, la proporción de hogares en departamentos era solo de 7% (116. 748). Desde entonces, esa alternativa fue cada vez más considerada por los chilenos, y ya en el año 2002 ese porcentaje aumentó a 12,6% (474. 199, según el censo de ese año). Hoy representa el 17,5%, con un total de 1. 138. 062 hogares (552. 678 más que en 2002).

Y aunque la casa es la vivienda particular más numerosa, su representación va a la baja desde 2002 a la fecha, pasando de 82,1% a 79,7%.

Vivienda en altura

En Chile, las primeras edificaciones en altura fueron financiadas mayoritariamente por bancos, cajas y aseguradoras, y muy pocas tenían fines residenciales, explica el sociólogo y académico de la U. de Chile Jorge Vergara Vidal, en su estudio Verticalización. La edificación en altura en la Región Metropolitana de Santiago (1990-2014).

En 1930, cuando los perfiles de acero y el hormigón comienzan a producirse en el país y se hizo más barata la construcción, se proyecta su uso residencial. “Para ser considerados como opción residencial tuvo que desarrollarse una tipología de vivienda específica: los departamentos, los que no siempre se ubican en los edificios de altura ni tienen la forma que nos imaginamos”, dice Vergara.

Antes, grandes palacios, como el Ariztía, habían sido diseñados divididos en unidades de residencia separadas unas de otras. “Al replicarse esto a los edificios de hormigón se obtiene lo que se denomina en ese tiempo (1930 a 1950) ‘colectivos’, que son edificios de vivienda colectiva, no mayores de cuatro o cinco pisos, sin ascensores, donde hay en la edificación una variedad de tamaños de vivienda”, explica.

Expansión

Vergara elaboró un índice para diferenciar qué comunas habían edificado más en altura en los últimos 25 años. “Todas las comunas han edificado en este periodo, pero algunas lo han hecho en baja altura y otras, en alturas mayores”, indica.

Según el índice, desde 1990 en adelante, Providencia es una comuna que experimentó un proceso de verticalización alta. En tanto, un proceso de verticalización muy alta se aprecia en Las Condes, Santiago, Ñuñoa, Vitacura, Estación Central, lndependencia, Macul, Recoleta, San Joaquín y San Miguel, las que acumulan casi la totalidad de la edificación en altura en la ciudad. “Corresponden a comunas centrales y pericentrales de rentas medias y altas”, señala Vergara.

La presencia de la construcción en altura no se da de igual manera en todo Chile, dice Ernesto López, investigador Coes y académico del Departamento de Urbanismo de la U. de Chile. “Depende del grado de accesibilidad y centralidad que tengan. En el caso de Santiago, el metro es un gran definidor de dónde se está construyendo la vivienda en altura”.

De hecho, el centro está “centralizándose” cada vez más, y como el suelo es más caro y las normativas urbanas lo permiten, se construye en altura y eso hace que se puedan construir muchas unidades de departamentos. “En los últimos 10 años el tamaño promedio de los departamentos en Chile se ha reducido en 30%”.

Arturo Orellana, investigador del Instituto Urbano de la U. Católica, señala que la preferencia también se da porque se ha instalado en la opinión pública que la seguridad es un problema y marca una sensación de inseguridad en el espacio público. “El vivir en un departamento da una sensación de estar más protegido, hay más filtros en términos de acceso a tu espacio privado”.

Los edificios en altura, además, se emplazan en barrios consolidados, que están bien provistos de redes de transportes, de servicio, de colegios y educación. “Siempre va a ser más interesante, aunque sea hacinado, pero conectado a la ciudad. Tener un departamento se adecua más a la nueva estructura de vida del país, es mucho mejor que una casa”, dice Orellana.

La decisión de ampliar la familia y tener más hijos choca muchas veces con las restricciones económicas, y el valor de la vivienda es un gran factor, dice López. “La opción es vivir muy lejos de la ciudad, pero no se pueden mantener las redes sociales, la cercanía al trabajo, eso es carísimo. Entonces, el departamento aparece como una opción factible”.

Tamaño promedio de hogar es de 3,1 personas

Hogares más pequeños por el descenso en el número de hijos es la característica que hoy predomina en Chile.

En 1960, el promedio de hijos por mujer era 5,4. Hoy la cifra es 1,3.

Del mismo modo ha caído el número medio de personas por hogar. En 1970 esa cifra era de cinco, y en 1982 pasó a 4,5. Para 1992, el número bajó a cuatro; en 2002, a 3,6, y actualmente es 3,1% (Censo 2017).

Las familias han reducido su número porque tener un hijo hoy es más caro que hace 40 o 60 años, indica Cristián Doña, sociólogo de la U. Diego Portales. “Ya no se concibe el hijo como una inversión a futuro ni está la búsqueda del hijo hombre que heredaría la tierra y la mujer que cuidaría a los padres cuando fueran ancianos. Eso hace que tener un hijo sea más caro en términos de salud y vivienda”.

Los hogares son más pequeños, lo que se vincula, además, con el aumento en los hogares unipersonales. En los últimos 15 años pasaron de 11,6% a 17%. Panorama en que la opción de vivir en departamento aumenta.

Esos cambios en la reducción del tamaño de las familias, dice Doña, fueron progresivos en las últimas décadas. Que las familias chilenas sean más pequeñas es un proceso que lleva 40 y 50 años, aclara, “un proceso muy largo, en que el mercado inmobiliario no tuvo influencia, sí las mejoras en la salud pública y el acceso de las mujeres a educación universitaria y a que empezaran más tarde”.

Esto hizo que las familias disminuyeran, sobre todo en las clases más altas. Proceso que luego se difunde a las otras clases, dice Doña. “Lo que empieza en la década de los 50; 70 y 80 en clases medias, y 90 en adelante en las clases más bajas, ahí el mercado inmobiliario se estaría acomodando a ese fenómeno de las familias chilenas”.

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