Claudio Fuentes y la desmilitarización de la policía: “Carabineros es casi un país distinto”

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17 / 01 / 2019

A raíz de la reforma a la policía que está tratando de impulsar el gobierno, el profesor de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, explicó cuáles son las falencias de esta propuesta y cómo hace vista gorda del gran problema de Carabineros: su estructura militar y autónoma.

– Quiero un café del día, alto por favor – pidió amablemente Claudio Fuentes en el mostrador del Starbucks, ubicado dentro del edificio que alberga la Biblioteca Nicanor Parra de la UDP.

El profesor de ciencia política claramente ve la ironía que hay en hablar sobre una reforma a la policía en el lugar Carabineros eligió para comenzar a reparar su vínculo con la sociedad civil. Un lazo que cada día se debilita más.

Sin embargo, según el académico, este enfoque comunicacional que abordó la institución es una más de las tantas estrategias fallidas con las que se ha tratado de enfrentar esta problemática. Para Fuentes, aún no se ha presentado ninguna solución que ataque el real problema que tienen los de verde.

Aún tenemos una policía militar y no civil. Y mientras esto sea así, ninguna de las medidas propuestas por el ejecutivo serán efectivas.

¿Qué crees que llevó a Carabineros a utilizar una estrategia como la campaña de tomarse un café con los funcionarios? ¿Qué problemas estaban tratando de solucionar con esto?

-Eso es fundamental, porque la concepción de Carabineros respecto de su problema es que es comunicacional. Por lo tanto, la idea del Starbucks y el café apuntaba precisamente a vincularse con la comunidad y sentarse a conversar. Ellos siempre han pensado que el problema es la comunicación, que no hay un problema de gestión ni estructural.

¿Cómo resultó esto?

-No sabemos si funcionó o no porque no tenemos indicadores ni de cuantas reuniones se hicieron, ni tampoco sabemos si cambió la percepción.

Además, yo creo que fue un fracaso en términos comunicacionales porque quien va a tomarse un Starbucks es alguien de clase media o media-alta, y que no va a estar interesado en dialogar en un café con Carabineros.

¿Cuál es el principal problema de Carabineros entonces y qué te parecen los enfoques que se han tomado para solucionarlo?

-El enfoque en general de la derecha y el gobierno tiende a centrarlo como un problema de gestión. Por lo que colocan metas y planes de modo de mejorar esta gestión.

La izquierda, por otra parte, y en general la centro izquierda, dice que es un problema de control, por lo que tratan de resolverlo aumentando la fiscalización sobre la institución.

Y si bien esos son problemas reales, aquí existe un problema mayor, que es sistémico. El problema es que tenemos una policía militar. Eso es lo que hay que enfrentar de forma profunda, la militarización de Carabineros.

En este contexto, ¿qué te parece el proyecto que el gobierno ha impulsado para reformar a la policía?

-Si bien es un buen paso y tiene elementos interesantes, el problema es que no ataca el tema de fondo, que tiene que ver con la estructura militar.

En Chile la policía se define como una institución militar. Esto quiere decir, en primer lugar, que es jerárquica. En segundo, que posee una línea de mando vertical, por lo que hay una obediencia del policía hacia su superior y, por último, tiene un nivel de autonomía muy fuerte, superior al de cualquier policía de América Latina.

Por lo tanto, tenemos que resolver temas de esa estructura de mando y colocarle elementos diferentes. Entonces la propuesta del gobierno, si bien avanza, no resuelve el tema sustantivo, que tiene que ver con una política mucho más asociada a redefinir la estructura de Carabineros.

¿Cómo esta jerarquización y autonomía se convierten en problemas para la reforma? ¿Me puedes dar algún ejemplo?

-Por ejemplo, el gobierno lo que propone es crear una “Alta Dirección” que va a estar encargada de la auditoría interna. ¿Cuál es el problema? Que ahí nombra un general a cargo de ese departamento, y ese general depende del Director General. ¿Con quién va a ser leal ese policía? Con el Director, porque en una estructura de mando, tu carrera profesional depende de tu superior, por lo tanto tu lealtad va a estar con quien define tu futuro al final del día.

Por lo tanto, la autonomía que tendría ese órgano de auditoría sería muy débil. Ese general encargado debiese ser el último eslabón de su carrera y de ahí salir a retiro, o depender directamente del Presidente, cosa que tenga cierto margen de maniobrabilidad para controlar internamente la estructura tan vertical que tiene la institución.

Un segundo ejemplo son las denuncias anónimas. El gobierno lo que propone en su proyecto es que los oficiales puedan hacer denuncias respecto de sus superiores. Imagínate en un ambiente militar, donde tu carrera, tu vida, depende del superior. ¿Quién se va a atrever a hacer una denuncia anónima contra el superior que te va a calificar a final de año?

Entonces tu tienes todo este esquema de incentivos institucionales nuevos en una estructura piramidal y militar, en donde no van a funcionar. Por eso es que hay que crear una lógica profesional, distinta y civil.

En la reforma del gobierno, el principal ente fiscalizador civil o externo sería el Ministerio del Interior, ¿Qué seguridad nos da esto en relación con los últimos acontecimientos del caso Catrillanca? ¿Está capacitado el Ministerio del Interior para encargarse de la fiscalización?

-Ese es el otro gran problema. Tanto en la propuesta, como en general en lo que existe hoy, el Ministerio de Interior y Seguridad Pública es muy débil. No tiene capacidades técnicas ni la cantidad de profesionales para contrarrestar a los 60 mil funcionarios que son Carabineros. O sea, no hay capacidad de control, ni de mando ni de dirección.

El gobierno en su propuesta lo que hace es entregarle a Carabineros la responsabilidad de planificar la estrategia de desarrollo de la institución a 8 años plazo. ¿Por qué? Porque el ministerio no tiene capacidad y además, por protocolo, Carabineros no le entrega la información al Ministerio del Interior. Ni estadísticas, ni las órdenes generales ni nada.

El proyecto de ahora, recién el año 2019, le está solicitando a la institución que entregue información. Es tan grande el nivel de autonomía que hoy el ministerio de Interior no tiene esa capacidad.

Entonces el primer problema a enfrentar es fortalecer las capacidades de dirección civil. En segundo lugar, cambiar la estructura militar de la policía, y tercero sería limitar la autonomía, que es fundamental.

Hacen muchas cosas de manera independiente. Por ejemplo, sistema de compras. Todo el Estado y sus organismos se rigen por ChileCompra, menos Carabineros y las FF.AA., que tienen un sistema de compras propio. Además de esto tienen un sistema de bienestar propio, tienen mutualidad propia, la administración de todas las propiedades a nombre de Carabineros también es propia. Tienen casi una estructura de corredores de propiedades, con 6000 de ellas a su nombre. Es como un país distinto en el fondo.

Un policía que trabaja en Santiago no es lo mismo que un policía que trabaja en La Araucanía. En este sentido, ¿hay que hacer una reforma más general o tal vez más específica que contemple factores territoriales y culturales en los procedimientos de Carabineros?

-Hay hartas dimensiones de lo que significa la estructura de Carabineros. Por un lado, la institución tiene una estructura militar que contempla oficiales y suboficiales. Hay un gran cuestionamiento en el mundo, no solo en Chile, respecto de si es pertinente mantener esta estructura que es básicamente de clases, donde hay un grupo selecto de oficiales que logran llegar al generalato y el resto no puede.

Un sistema meritocrático debería permitir un “tiraje a la chimenea” de todos, que cualquiera pueda llegar a alcanzar altos niveles de mando, lo que implicaría cambiar este paradigma.

Lo segundo que planteas tiene que ver con la sensibilidad territorial. Es decir, oficiales que están en el territorio, en un municipio o una lógica donde enfrentan problemas muy distintos. Un carabinero en Quintero no es lo mismo que uno en La Araucanía, y no es lo mismo que un carabinero en Puente Alto o en La Pintana. Por lo tanto, tiene que ser muy sensible ante la comunidad, lo que implica una reforma de la mentalidad.

Lo que tú tienes son oficiales y suboficiales formados para hacer lo mismo en cualquier parte. Eso es un problema, hay que cambiar esa cultura.

Finalmente, la estructura de Carabineros debiese reflejar la estructura social, en términos de ingreso de mujeres, por ejemplo. En Chile, ni en las FF.AA. ni en la policía tú ves un mapuche, por dar otro ejemplo, que sea general. ¿Por qué no hay? Porque es un sistema clasista. Cambiar esas estructuras y poner énfasis en la meritocracia se llama profesionalizar Carabineros. Eso es lo que falta.

¿Cree usted que Carabineros ve esta reforma como un enemigo en vez de como una oportunidad de reformularse?

-Ahí hay un punto central, porque cualquier reforma en el mundo de la policía requiere a la misma policía involucrada en el proceso.

Si no perciben que esto es beneficioso en el largo plazo para ellos mismos, nunca va a operar una reforma de este tipo. Esto es porque son poderosos. Tienen tanto poder político que pueden controlar cuanta delincuencia hay. Es decir, eventualmente podrían parar de combatir la delincuencia y con eso frenarían el proceso de reforma.

Por lo tanto, si tú no los convences de que esto es por su propio beneficio, es muy difícil que se implemente una transformación sustantiva en Carabineros.

¿Cree que es esta disciplina militar la que hoy tiene a Carabineros y a las FF.AA. viviendo crisis contemporáneas y parecidas?

-Yo creo que sí. Durante mucho tiempo se dijo que la virtud de Carabineros de Chile, en relación a otras policías de América Latina, es que es militar. Y hoy ya comprobamos que no era así.

Las denuncias y abusos policiales vienen desde hace mucho tiempo. En mi trabajo de tesis de doctorado compilé 20 mil denuncias contra Carabineros por violencia policial entre el año 1990 y el 2012. El gatillo fácil y la represión que genera la institución no es algo nuevo.

El problema entonces es que hay una estructura militar que no se adapta a la lógica del policiamiento, que es civil. No estamos en una guerra.

El día 7 de enero mandaste, junto a otros académicos, una carta a la Comisión de Hacienda encargada de ver el proyecto que reformula el financiamiento de las Fuerzas Armadas. En la misiva decían que este “no cumple con estándares mínimos de transparencia y control democrático”. ¿Hay entonces una causa o factor común para que ambas reformas sean insuficientes y no apunten al lugar adecuado?

-Sí, o sea, primero hay una élite política que tiende a tener mucho miedo respecto de qué tipo de reforma implementar en Carabineros y en las Fuerzas Armadas. Yo creo que todavía tenemos el peso de la transición y no enfrentamos esto de una manera democrática, donde abordemos los temas centrales, que tienen que ver con la autoridad civil con respecto de los militares y con respecto de la policía.

Ese elemento es fundamental y en ambos proyectos, si tú los ves, existe la misma carencia. La falta de direccionamiento de la autoridad civil respecto a estas instituciones, y eso es lo que hay que fortalecer.

Leer entrevista en The Clinic